Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Cuando todo lo que oyes es algo especifico, es difícil no acabar creyéndolo.
Más aún si al final ni siquiera 'esas' personas pueden decir lo contrario.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.