- Y tu que jurabas que podías hacerlo bien, querida, estás ahora hundiéndote por el peso de todo y tus pocos deseos de seguir enredada en algo que ni siquiera te inspira.
- Mierda.
- No vamos a llorar por esto.
- Pero ¿Y si lo único que puedo pensar es que quiero llorar?
- Entonces llora, pero sigue siendo inútil.
- Calma, yo sé que es inútil. Completamente inútil. Y aún así, es lo que quiero hacer.
- Te recuerdo, querida, que siempre has querido las cosas más inconvenientes.
- Gracias, Belle.
- A la orden.
* Ella no capta los sarcasmos, por lo que veo.
** Si los capto, prefiero ignorarlos.
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