No, no, no, no y no.
Esto no va de nada en especial, solo quiero gritar. Solo quiero casi que llorar.
Hoy fue demasiado bueno como para poder ser cierto. Demasiado raro.
Fue como una explosión de energía, de alegría, en mi interior al ver mi fantasma y no sentir nada en su presencia, ni después de ella.
Fue lo más extraño del mundo, y mira que yo soy extraña, porque no estoy acostumbrada a la timidez, a los nervios, a la vergüenza. Porque no me gusta sentirme así por nadie que no sea yo, porque no me gusta ser el objeto del psicoanálisis, porque me sentí cohibida y temerosa. ¡De ti! De tu opinión. Eso no tendría por qué importarme tanto.
Fue demasiado, demasiado, para lo que suelo soportar. ¿Cómo me quito la sonrisa estúpida? ¿Cómo me deshago de la mirada que me quema por dentro, de las manos que aun siento alrededor?
¿Como saco de mi cabeza algo que se niega a irse?
En fin. Quiero gritar. Porque mi resolución flaquea y yo con ella.
Porque no sería malo, en absoluto, sería incluso demasiado bueno.
Demasiado para ser cierto.
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