Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

8 jun 2012

No sé qué decir.
Pero creo, supongo, que tengo que decir algo.
Perdón. 
No, creo que no es la palabra adecuada, pero no sé qué debo decir en esta situación.
Es que sinceramente, no se supone que leyera eso. Eso era mío, para mi y solo para mi. Era mi forma de pedirle a mi mente que entendiera el caos que lleva dentro desde hace un tiempo, era mi forma de distraerme del tedio, era mi forma de dejarme llevar un poco.
No tenia que ser visto por nadie, yo lo sabía, sin embargo no fui capaz de destruirlo, era lindo. Así que lo guardé. Grave error. Lo vieron. Que vergüenza. No sé qué decir. Cosa extraña. No dijeron mucho al respecto. Me puse nerviosa. Eso es aún más raro. Me hicieron sentir intimidada, curiosa y apenada. Todo al tiempo. 
Belle reclama, se queja de que no la deje salir a despotricar y a gritar a gusto. No puedo, le digo. Sé qué es lo que ella haría, ya lo hicimos una vez y no acaba demasiado bien. Somos inconstantes, Belle, demasiado. Somos volátiles, somos diferentes, somos nosotras. 
Belle, ya nos pasó una vez. No nos gusta ser las malas del cuento, recuerdas. No nos gusta ser las rompecorazones, esa es nuestra Femme Fatale, no nosotras. No somos las brujas ni queremos cubrir el papel. Así que respira, cariño, tómalo con calma.
Vamos, nena, que tenemos cosas más importantes ahora en las que pensar. El acelerado latido puede esperar un poco más.

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