Aterradas, así estamos.

Soy cobarde. Completamente.
Si, es en serio. Ellos lo sabían. Por eso cada uno, en su momento, hizo hasta lo imposible por darme valor. En su momento, también, eso funcionó, tuve valor y aprendí a creer. Pero ese tipo de cosas no valen, no duran, y luego queda otra vez el vacío porque me descubro incapaz de volver a hacerlo.
Tengo miles de complejos. Muchos lo saben. Se los debo casi todos a su poca ortodoxa manera de hacerme sentir su cariño ¿a quien engaño? la mayoría de las veces yo no lo sentía, pero supongo que ahí estaba. En fin, no, por mucho que me guste pretender o por mucho que trate de fingir que así es, hay miles, millones, de cosas que cambiaría si tuviera la oportunidad. Hay otras miles de cosas que quisiera hacer y que no hago por miedo, por temor, por vergüenza y por incomodidad. Pero las haría gustosa si tan solo tuviera el valor.
Esto va de que quiero conseguir ese valor, aunque sea para una sola de esas cosas. Va de que no podría vivir conmigo misma en un futuro si al mirar atrás me encuentro con que no tuve el valor de intentar o que dejé que me ganara el complejo. Va de que tengo ganas de un cambio y eso suena como una buena forma de empezar. Va de que es vergonzoso que me pregunten y la respuesta sea no. Va de que si. De que tengo tanto miedo de ello que lo haré. Me obligaré a tragarme el miedo o pasaré los peores momentos de mi vida. Pero al menos haré el intento.
Así que de eso va. De lo aterrada que estoy y de las ganas que tengo de hacerle frente.
Luego, si sobrevivo psicológicamente a ello, quizá cuente como fue. Total faltan casi cinco días aún. Y yo ya estoy aterrada, que desastre que soy.
Corrección, estamos aterradas. Porque no soy solo yo, ella también se muere de miedo.
Si, ya sé que se supone que ella es mi lado valiente, atrevido, malvado y que es todo lo que yo no soy, pero a ella también le afectan mis complejos. Por lo tanto, ella también tiene miedo.
Estamos aterradas.