¿Cómo decirte, querido, que la lluvia no me recuerda tu rostro sino el de quien me enseñó a olvidarte?
¿Cómo explicarte que la noche no me trae tu recuerdo sino el suyo?
¿Con qué palabras digo, sin herirte demasiado, que ya la lluvia no me trae tus palabras sino las de él?
Él a quien destrocé, él que me salvó de mi misma y a quien no supe pagarle, él que se ganó un corazón roto y un olvido inexplicable.
Él, cuyas manos pienso que encajan perfecto en las mías, él cuyos besos distraían mi mente y elevaban mi alma, él cuyo recuerdo me acosa.
No se que esperas que diga, su recuerdo me persigue y su presencia me aturde. Mis rodillas tiemblan, mis manos se vuelven mariposas asustadizas y mi voz desaparece entre los susurros ahogados que suplican una ultima mirada o palabra.
No puedo decir, hacer, pensar siquiera, en cómo debo reaccionar a tus palabras porque sigo tratando de averiguar cómo lidiar con ese fantasma.
¿Entiendes ahora por qué simplemente no logro entender que quieres?
Ya tengo un fantasma y no sos vos.
Alomejor lo k kiere es su ALMA.
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