Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

31 may 2012

Pensamientos conejunos o de conejos.


“¿Y si hubiera sido una mariposa o un humano? ¿¡Que tal que no tuviera mi cola!? No debería pensar en esto, no debería distraerme, debo estar atento por si aparece algún peligro pero estas son cuestiones de vital importancia. ¿Seguiría siendo yo mismo de haber nacido o iniciado mi vida en algún otro cuerpo, en alguna otra forma? No es que planee suicidarme ni nada por el estilo, no, simplemente no puedo evitar preguntármelo. Apuesto que incluso las nubes me ven desde allí arriba y se cuestionaran que hace una criaturita blanca y esponjosa como yo, cuanto odio ser llamado esponjoso, desearía ser feroz o salvaje pero no, soy esponjoso; en fin, deben preguntarse que hace un conejito salvaje y feroz como yo observándolas tan fijamente. Seguro creerán que las acecho. ¿Es posible que ellas tengan algún cazador, alguien o algo que las haga temer?
Debería poner atención al entorno. Sé que hay cazadores alrededor, puedo sentirlos, puedo casi olerlos, debería huir pero no puedo. Quiero contemplar las nubes, quiero ver el cielo, quiero sentir la briza suave que corre en los bajos de la maleza. Quiero un día sin ser el plato principal de esta cadena alimenticia.”

Y todo esto pensaba el pequeño conejo blanco mientras un zorro rojo le acechaba para luego hincar sus afilados colmillos en el felpudo y esponjoso cuello del pequeño roedor que se preguntaba cómo sería haber nacido como mariposa o humano, quizá incluso se preguntaría cómo sería haber sido un zorro.

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