Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

14 may 2012

Irrealidades

Quiero despertar.
O quizá esa no sea la descripción más adecuada, puesto que no estoy durmiendo. Pero es la más parecida.
Te veo y, con ese gesto aprendido que no es ni tuyo ni mio y que no se a quien pertenece, me llevo una mano a la nuca, gesto tan raro e impropio de mi que solo puede ser tuyo. Finjo no verte, finjo que no me importa, pretendo no poner atención. Y se siente tan irreal, detesto ser irreal. Se siente como un sueño, cada vez que te veo. Como cuando te drogas y el mundo deja de ser del todo cierto, pierde contornos, pierde rigidez. Como cuando sueñas y sabes que todo es mentira, como cuando vuelas y eres consciente de que en cualquier momento puedes caer contra el duro suelo de concreto.
Pero no puedes evitarlo.
Corrijo, no es un sueño. Tiene más en común con mis pesadillas. Cuando el monstruo de mi imaginación me persigue sin tregua y no logro correr lo suficientemente rápido. Como cuando sabes que puedes morir pero, como en sueños, tus pies se mueven cual si caminaras entre un pantano, tus manos no responden a tus pensamientos y tu voz no sale por mucho que desees gritar. Si, es una pesadilla.
Mis manos no responden correctamente, o acaso ese gesto de llevarme una mano a la nuca ya era mio con anterioridad, mis pies se enredan, que no bajo escaleras frente a ti por miedo de morir estrellada contra el suelo, y mi lengua se detiene, atascada contra mis dientes, cosa que no suele ocurrirme. De veras, es extremadamente raro que mi lengua se detenga de la forma en que lo hace contigo, que no sepa que decir es normal, pero que no tenga nada, absolutamente nada, por estúpido que sea, que decir es algo inusual.
Y así vamos, entre sueños e irrealidades. Porque no acaba en el momento en que te pierdo de vista, no, en ese momento todo es normal. La cosa empeora cuando dejo de verte. Porque es entonces cuando mis rodillas se convierten en gelatina, cuando mi corazón se acelera cual tambor de guerra y cuando mi mente empieza a funcionar y a maldecir por mis decisiones. Pero claro, tu no lo sabes. Tu no sabes que después de verte, todo me parece falso, irreal, un invento de mi hiperactiva mente. Tu no sabes que después de cruzarme con tu mirada, mis ojos se convierten en meteoritos errantes que te buscan en todas las sombras que veo,que tu rostro se convierte en mi obsesión y que esos ojos de ébano son mi perdición. Furia, ira, dolor, alegría. Todo era tan claro en la madera pulida de tus ojos que me atrapabas, cual si fueran grilletes alrededor de mis dispuestas muñecas.
Todo se me hace tan falso ahora, tan incierto, tan artificial. Incluso mi sonrisa me parece una mentira, una farsa, una máscara para no permitirte ver que me afecta.
Pero eso es todo. Una farsa, una actuación.
Porque sigo soñando y durmiendo, y en mis sueños si somos dos.

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