No recordaba esta sensación. Hacía mucho que no.
La expectación recorriendo mis venas es una de mis sensaciones favoritas, el anhelo que distrae mi atención y la necesidad que me corroe por dentro, ellos constituyen mi hogar, mi lugar, mi terreno conocidamente desconocido.
Es en ellos, es en ti, que puedo encontrarme con la que llevo por dentro, tatuada bajo la piel, y escondida a ojos mortales.
En ellos, y en ti, puedo sucumbir a mis demonios, a mis fantasmas, a mis más bajos instintos.
Entonces ellos mandan, entonces ellos hablan, entonces ellos dirigen el camino de la partida de caza.
Es su sed de sangre, y un poco de la mía, lo que marca el rumbo y la guía.
Es su ansia de dolor, de calor, de otro cuerpo que dance con ellos, lo que mueve los hilos de este títere medio muerto.
Son tus ojos, color fuego, color sol, son eso, y sos vos.
Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
31 may 2012
Qué existe, más allá del sol de tus ojos?
Qué hay a lo lejos para captar tu atención?
Qué es eso que escondes bajo tu piel cuando miras el fuego arder?
Qué más da?
No conozco tus demonios, ni los traumas, ni los golpes.
No sé mucho sobre las causas que persigue tu alma noble.
Pero aquí me ves, divagando al respecto,
pensando con anhelo en el fuego que llevas dentro,
pensando sin descanso en un terror tierno,
en la sombra y el fantasma
que no pienso cuando te veo.
Qué hay a lo lejos para captar tu atención?
Qué es eso que escondes bajo tu piel cuando miras el fuego arder?
Qué más da?
No conozco tus demonios, ni los traumas, ni los golpes.
No sé mucho sobre las causas que persigue tu alma noble.
Pero aquí me ves, divagando al respecto,
pensando con anhelo en el fuego que llevas dentro,
pensando sin descanso en un terror tierno,
en la sombra y el fantasma
que no pienso cuando te veo.
Pensamientos conejunos o de conejos.
“¿Y si hubiera sido una mariposa o un humano? ¿¡Que tal que no tuviera mi cola!? No debería pensar en esto, no debería distraerme, debo estar atento por si aparece algún peligro pero estas son cuestiones de vital importancia. ¿Seguiría siendo yo mismo de haber nacido o iniciado mi vida en algún otro cuerpo, en alguna otra forma? No es que planee suicidarme ni nada por el estilo, no, simplemente no puedo evitar preguntármelo. Apuesto que incluso las nubes me ven desde allí arriba y se cuestionaran que hace una criaturita blanca y esponjosa como yo, cuanto odio ser llamado esponjoso, desearía ser feroz o salvaje pero no, soy esponjoso; en fin, deben preguntarse que hace un conejito salvaje y feroz como yo observándolas tan fijamente. Seguro creerán que las acecho. ¿Es posible que ellas tengan algún cazador, alguien o algo que las haga temer?
Debería poner atención al entorno. Sé que hay cazadores alrededor, puedo sentirlos, puedo casi olerlos, debería huir pero no puedo. Quiero contemplar las nubes, quiero ver el cielo, quiero sentir la briza suave que corre en los bajos de la maleza. Quiero un día sin ser el plato principal de esta cadena alimenticia.”
Y todo esto pensaba el pequeño conejo blanco mientras un zorro rojo le acechaba para luego hincar sus afilados colmillos en el felpudo y esponjoso cuello del pequeño roedor que se preguntaba cómo sería haber nacido como mariposa o humano, quizá incluso se preguntaría cómo sería haber sido un zorro.
¿Donde estas?
Necesito que me abraces, que me sostengas cerca a ti, que pongas tus labios en mi oído y me digas que todo irá bien.
No me importa saber que soy condenadamente buena trabajando bajo presión, o que al menos resultan cosas decentes.
Me importa saber que puedo deshacerme entre tus brazos cuando no tenga otro sitio al que acudir.
I could really use a wish right now.
Necesito que me abraces, que me sostengas cerca a ti, que pongas tus labios en mi oído y me digas que todo irá bien.
No me importa saber que soy condenadamente buena trabajando bajo presión, o que al menos resultan cosas decentes.
Me importa saber que puedo deshacerme entre tus brazos cuando no tenga otro sitio al que acudir.
I could really use a wish right now.
Si, yo sé, amor que debería estar haciendo miles de otras cosas. Yo sé que mi conciencia, que por cierto he amordazado por el día de hoy, esta gritando y pateando por que la dejen salir. Pero no puedo, no quiero. Llevo demasiado de los últimos días dándole vueltas al mismo asunto, repasando una y otra vez en busca de errores, en busca de correcciones, en busca de pistas para mejorar las cosas. Tu mejor que nadie sabe lo mucho que eso me desespera, no porque no quiera mejorar sino por ser la única interesada en ello. Entiende el concepto! Si no muestras interés, yo asumiré todo el trabajo y, gracias a que soy prácticamente incapaz de decirle a alguien lo que realmente pienso o lo mucho que me molesta algo, acabaré mostrando mi sonrisa más gastada y agradeciendo que al final al menos se preocupen en entregar lo debido.
En fin, estoy desvariando. Pero a falta de alguien de carne y hueso a quien morder, querer, consentir y contarle acerca de las travesuras y gritos de mis demonios, solo me quedas tu.
En fin, estoy desvariando. Pero a falta de alguien de carne y hueso a quien morder, querer, consentir y contarle acerca de las travesuras y gritos de mis demonios, solo me quedas tu.
Ya me voy. No me tardaré, te digo mientras me observas desde la cama. Mueves tus dedos como lanzando un hechizo, como tejiendo una red. Envuelves mis sentidos, mi cuerpo, mis deseos como si te perteneciesen. ¿Y quien puede negarlo? Si todos han sabido lo que nosotros negamos. Todos apostaron, e incluso ganaron, jurando que al final nos enredábamos, que al final caíamos atrapados por las redes del otro, por las palabras no dichas, por las sonrisas escondidas, por el brillo de unos ojos tan líquidos y tentadores que me siento como una mosca que cae indefensa en las redes de la araña. Es que así era, como cuando montas en bicicleta, como cuando comes helado, como cuando respiras y hablas a la vez. Y tal vez no debía, tal vez era solo idea mía, alguna mala interpretación por parte de mi ser de las palabras tiernas y las sonrisas tímidas que soltaba tu boca de vez en cuando. De noche, generalmente esa era la hora de la magia, cuando el mundo dormía y las nubes soñaban, tejíamos con risas y palabras un juego más profundo de lo que nuestras mentes esperaban. Y ya me excedí, no debí decir nada. Ahora solo pienso regresar, conjurada por tu voz, a mi lugar, a tu lado, en esa cama.
30 may 2012
Es cierto, a veces demasiado cierto.
Si es un escape.
Si es una forma de dejar salir mis pequeños demonios.
Pero también es una forma de ser yo misma, de respirar sin sentir que me ahogo, de sentir sin ser de hielo, de arder sin quemarme.
Es una forma de mantenerme de una pieza.
Es lo que soy, hay demasiado de mi en esto como para que pueda afirmar lo contrario.
Si es un escape.
Si es una forma de dejar salir mis pequeños demonios.
Pero también es una forma de ser yo misma, de respirar sin sentir que me ahogo, de sentir sin ser de hielo, de arder sin quemarme.
Es una forma de mantenerme de una pieza.
Es lo que soy, hay demasiado de mi en esto como para que pueda afirmar lo contrario.
29 may 2012
Felices por siempre. Si, claro.
Si existiera ese condenado y podrido felices por siempre, entonces aún te tendría entre mis brazos, sostendría tus manos entre las mías y acariciaría tu cabeza en mi regazo. Te esperaría cada día, cada noche, cada hora que pasa, como si fuera una tortura antigua, como si fuera la gota de agua que cae y cae sobre mi frente, perforando mi mente y destruyendo mi cordura mientras profundizas más en mi.
Si hubiera un felices por siempre, si todas las canciones de amor no estuvieran llenas de vómito, te consolaría cuando el día fuera algo duro, cuando no vieras salir el sol, sería tu mano derecha, sería tu aire, tu refugio, sería tu opuesto, tu enemiga, sería tu domadora y tu sirvienta.
Pero es que es mentira, es que no hay un felices por siempre que baste para cubrir todas las maldiciones que fueron lanzadas sobre nosotros. No hay beso de amor, ni espada encantada, ni espejo mágico que sirva para crear un felices por siempre a algo diseñado para no durar más que un parpadeo.
Tu eres mi felices por siempre, tu eres mi parpadeo, mi belleza efímera, mi necesidad constante, insaciable, eres eso, eres ese, eres todo.
Y no existe felices por siempre para la bruja del cuento, así como tampoco lo hay para la madrastra malvada o para el dragón de la cueva, así como tampoco lo hay para mi.
Y se acabó, felices por siempre vivieron tu y tus recuerdos, que a mi los míos me devoran como perros hambrientos.
Si hubiera un felices por siempre, si todas las canciones de amor no estuvieran llenas de vómito, te consolaría cuando el día fuera algo duro, cuando no vieras salir el sol, sería tu mano derecha, sería tu aire, tu refugio, sería tu opuesto, tu enemiga, sería tu domadora y tu sirvienta.
Pero es que es mentira, es que no hay un felices por siempre que baste para cubrir todas las maldiciones que fueron lanzadas sobre nosotros. No hay beso de amor, ni espada encantada, ni espejo mágico que sirva para crear un felices por siempre a algo diseñado para no durar más que un parpadeo.
Tu eres mi felices por siempre, tu eres mi parpadeo, mi belleza efímera, mi necesidad constante, insaciable, eres eso, eres ese, eres todo.
Y no existe felices por siempre para la bruja del cuento, así como tampoco lo hay para la madrastra malvada o para el dragón de la cueva, así como tampoco lo hay para mi.
Y se acabó, felices por siempre vivieron tu y tus recuerdos, que a mi los míos me devoran como perros hambrientos.
25 may 2012
Frases
"Condenados, aprisionados, esclavos de un impulso demasiado primario como para reprimirlo. Me buscan, me persiguen, se prenden a mi piel como si fuera su tabla de salvamento. Quizá lo es, quizá mi sangre es su alimento".
“Que a mi no me importa no tenerte. Pero me siento como la asesina con el cuchillo ensangrentado en las manos, mientras veo como aun te importa.”
“Es la misma sensación, solo que menos dolorosa. Me eleva, me distrae, me inmoviliza. Es lo mismo, pero sin ti. El mismo sonido que salía de tus labios, pero sin el aliento de tu voz. Eres tu, pero no soy yo. Soy yo, pero sin todo el dolor”.
“Soy muy visual, pero también muy sustancial. Quizá por eso no duras mucho a mi lado, tu no eres ni uno ni otro”
"Todas esas posibilidades, tantas pequeñas posibilidades, justo en frente de nosotros, esperando ser vistas. Todas las posibilidades que, por buscar normalidad, por buscar algo común, dejamos marchar y perdemos en el olvido."
“No puedo decirte algo que no sea real. No quiero decirte algo que no sea cierto. Pero tampoco quiero revelarte mi verdad para que la rompas y la destruyas. Prefiero el juego, prefiero las pistas, prefiero averiguar primero si posees la valía.”
“Pienso en relámpagos, pienso en truenos, pienso en luces cayendo de un cielo que se desmorona sobre las tristes cabezas de los mortales. Pienso en fuerza, en poder, en la magnificencia de los detalles que no solemos ver.”
“Quiero estar en el borde de la gloria, contigo, sosteniéndome de esos momentos de irrealidad que conectaron nuestras almas con una palabra. Quiero ir al borde del abismo, pero contigo, y que el mundo pierda significado mientras creamos otro y reímos.”
24 may 2012
Soy masoquista
Que si, lastimosamente, si.
Me sorprende, sabes. Sé que soy masoquista, soy demasiado consciente de ello, pero llegar a este punto ya se me hace incómodo. Bueno, no. Por la incomodidad ya pasamos hace un rato, ahora estamos en el insoportable dolor y en la horrible culpa. Porque es culpa, en su mayor parte, lo que me provoca todo esto. Culpa por romper una promesa, culpa por hacerte daño, culpa por no haber luchado, culpa por haber destruido mi propia felicidad. Pero la otra parte es añoranza. Es anhelo. Extrañar tus besos llenos de chocolate, tus dientes mordiendo mi piel y dejando un rastro de fuego ahí por donde pasaban, tu voz aterciopelada diciéndome cuanto me necesitabas, tus manos cálidas enmarcando mi rostro. Es anhelo, un desesperado e ilógico anhelo, deseo de vivir, al menos una vez más, uno de esos instantes que cambié por nada. Pero yo sé, querido niño, que no va a pasar. Me gané tu odio con méritos más que suficientes, califiqué para ser la malvada con todo el gusto del mundo, conseguí ser expulsada del pedestal con una sola palabra. Y ahora, desde detrás de mi máscara de indiferencia y calma, la misma que solo me quité contigo, tengo que admitir mi error, mi estúpida equivocación. Por que si, porque soy ilusa, inconstante, impaciente, porque fui tonta. Porque pensé conocerme bien y erré. Porque asumí que lo sabía todo de mi y olvidé que tu sabías más que yo. Porque tuve miedo y busqué huir a toda costa. Porque fui débil y perdí todo. Tengo que admitir también que, en su momento, si pensé que era lo mejor; fue luego, cuando descubrí una noche que extrañaba tu voz, que llegué a replantearme la situación.
Y ahora, después de que el tiempo ha intentado seguir su curso, cuando para todos es cosa de ayer y ante todos yo soy indiferente, tengo que admitir ante ti, él único capaz de arrancarme esta confesión, que no. No soy indiferente, no me da igual verte. Me da completamente todo, me causa nervios, miedo, ansiedad, añoranza y una necesidad irrefrenable y casi insoportable, cada vez que tu sonrisa cruza mi pensamiento, cada vez que tus ojos llenos de ira y dolor se atraviesan en la pasarela de mi pensamiento.
Y mi mayor miedo no es el haberte perdido, mi mayor miedo es que, al no saber si soy tuya, no sé que tanto me costará tu venganza. Porque te vas a vengar, eso lo sé. Me cobrarás cada palabra y lágrima, cada gesto y sonrisa, y yo voy a pagar gustosa, con mi sangre, con mis huesos, con mi ultimo aliento, solo por complacerte.
Todo se resume, querido pibe, querido niño, a que soy masoquista y por mucho dolor que cause no puedo dejar de pensarte.
Me sorprende, sabes. Sé que soy masoquista, soy demasiado consciente de ello, pero llegar a este punto ya se me hace incómodo. Bueno, no. Por la incomodidad ya pasamos hace un rato, ahora estamos en el insoportable dolor y en la horrible culpa. Porque es culpa, en su mayor parte, lo que me provoca todo esto. Culpa por romper una promesa, culpa por hacerte daño, culpa por no haber luchado, culpa por haber destruido mi propia felicidad. Pero la otra parte es añoranza. Es anhelo. Extrañar tus besos llenos de chocolate, tus dientes mordiendo mi piel y dejando un rastro de fuego ahí por donde pasaban, tu voz aterciopelada diciéndome cuanto me necesitabas, tus manos cálidas enmarcando mi rostro. Es anhelo, un desesperado e ilógico anhelo, deseo de vivir, al menos una vez más, uno de esos instantes que cambié por nada. Pero yo sé, querido niño, que no va a pasar. Me gané tu odio con méritos más que suficientes, califiqué para ser la malvada con todo el gusto del mundo, conseguí ser expulsada del pedestal con una sola palabra. Y ahora, desde detrás de mi máscara de indiferencia y calma, la misma que solo me quité contigo, tengo que admitir mi error, mi estúpida equivocación. Por que si, porque soy ilusa, inconstante, impaciente, porque fui tonta. Porque pensé conocerme bien y erré. Porque asumí que lo sabía todo de mi y olvidé que tu sabías más que yo. Porque tuve miedo y busqué huir a toda costa. Porque fui débil y perdí todo. Tengo que admitir también que, en su momento, si pensé que era lo mejor; fue luego, cuando descubrí una noche que extrañaba tu voz, que llegué a replantearme la situación.
Y ahora, después de que el tiempo ha intentado seguir su curso, cuando para todos es cosa de ayer y ante todos yo soy indiferente, tengo que admitir ante ti, él único capaz de arrancarme esta confesión, que no. No soy indiferente, no me da igual verte. Me da completamente todo, me causa nervios, miedo, ansiedad, añoranza y una necesidad irrefrenable y casi insoportable, cada vez que tu sonrisa cruza mi pensamiento, cada vez que tus ojos llenos de ira y dolor se atraviesan en la pasarela de mi pensamiento.
Y mi mayor miedo no es el haberte perdido, mi mayor miedo es que, al no saber si soy tuya, no sé que tanto me costará tu venganza. Porque te vas a vengar, eso lo sé. Me cobrarás cada palabra y lágrima, cada gesto y sonrisa, y yo voy a pagar gustosa, con mi sangre, con mis huesos, con mi ultimo aliento, solo por complacerte.
Todo se resume, querido pibe, querido niño, a que soy masoquista y por mucho dolor que cause no puedo dejar de pensarte.
23 may 2012
Conversaciones Interesantes XXXV
- Lindo fuego.
Esas fueron las palabras exactas, pronunciadas por la boca de lineas duras y de labios apetitosos. No podía pensar en mucho más, tenía hambre. Hambre real, hacía días que no comía bien y ahora todo me parecía comestible.
- ¿Es lo mejor que tienes? ¿Te acercas a hablarme y solo elogias mi encendedor Zippo? -No puedo negarlo. Era divertido. Era la peor y menos original forma de ligar que había oído.
- ¿Quién dice que hablaba del Zippo? -Lo dije, tenía una sonrisa deliciosa y yo estaba hambrienta. Pero claro, tengo un poco de orgullo.
- No veo ningún otro fuego cerca -Así. Fría. No me gustan los zalameros.
- Me refería a tus ojos -Me ablandé un poco. Esto era más original.
- Mis ojos son cafés, no naranjas -No podía evitarlo. Me gusta discutir.
- No todo fuego debe ser rojizo -Mientras hablaba me sonreía de una forma encantadora, juguetona, llena de promesas e ideas.
- Retiro lo dicho. Buen halago.
- Si se tratase de un halago habría dicho otra cosa. El punto es que me estoy quemando en tus ojos -Y aquí me derretí yo.
- Ya conseguiste mi atención, puedes dejar de coquetear.
- No debería dejar de hacerlo nunca. Ni siquiera si ya te tengo en mi cama -Mientras hablaba sus manos se posaron en mi cintura con delicadeza, casi con reverencia.
- De nada, querida -Finalizó ante mi silencio.
¿Qué puedo decir? Perdí. Y escribo esto desde mi lugar entre sus sabanas de algodón y sus brazos tatuados.
Esas fueron las palabras exactas, pronunciadas por la boca de lineas duras y de labios apetitosos. No podía pensar en mucho más, tenía hambre. Hambre real, hacía días que no comía bien y ahora todo me parecía comestible.
- ¿Es lo mejor que tienes? ¿Te acercas a hablarme y solo elogias mi encendedor Zippo? -No puedo negarlo. Era divertido. Era la peor y menos original forma de ligar que había oído.
- ¿Quién dice que hablaba del Zippo? -Lo dije, tenía una sonrisa deliciosa y yo estaba hambrienta. Pero claro, tengo un poco de orgullo.
- No veo ningún otro fuego cerca -Así. Fría. No me gustan los zalameros.
- Me refería a tus ojos -Me ablandé un poco. Esto era más original.
- Mis ojos son cafés, no naranjas -No podía evitarlo. Me gusta discutir.
- No todo fuego debe ser rojizo -Mientras hablaba me sonreía de una forma encantadora, juguetona, llena de promesas e ideas.
- Retiro lo dicho. Buen halago.
- Si se tratase de un halago habría dicho otra cosa. El punto es que me estoy quemando en tus ojos -Y aquí me derretí yo.
- Ya conseguiste mi atención, puedes dejar de coquetear.
- No debería dejar de hacerlo nunca. Ni siquiera si ya te tengo en mi cama -Mientras hablaba sus manos se posaron en mi cintura con delicadeza, casi con reverencia.
- De nada, querida -Finalizó ante mi silencio.
¿Qué puedo decir? Perdí. Y escribo esto desde mi lugar entre sus sabanas de algodón y sus brazos tatuados.
22 may 2012
21 may 2012
Letter from a damned. I'm on the edge.
I can't avoid it, babe. I'm on the edge with you. I'm on the edge of the glory and the misery. I'm trying to survive with all I can, but it's not so easy. It's not.I'm here. I'm laying on my bed, laying on the floor. It doesn't matter where I am. I'm still without you. And you don't know, honey, how much I've tried to survive without you, without your smile, your face, your lips. But then something, any kind of something, reminds me all those days by your side, and I can't breathe for a moment and I can't feel for a second. And I'm stucked on all the silly things I said so I could leave you, so I could make it easier for me.
I'm on the edge of the misery, fighting with my nails and tooth so I can keep breathing, so I can keep feeling, so I can keep alive. Cause, babe, my life is meaningless without your life. My heart is senseless without your beats, my skin is cold without your pettings, my eyes don't have bright without the image of yours.
Babe, I'm really, truly, completely regretful.
Babe, I miss you. That doesn't help, I know, but I miss you.
With all I am, I miss you. With all I am, I'm trying to let you go, I'm trying to let you be happy. But I can't, I'm weak.
I love you, with every breathe I take, with every blink of my eyes, with every beat of my heart.
I love you, and I don't really know how to say goodbye.
Me quedo conmigo. Me quedo con lo que resta. Me quedo con el vacío, incluso si me atormenta.
Pero te extraño ¡Maldita sea! Como no tienes ni idea.
Repito una y otra vez tus palabras en mi cabeza, parece que no tengo arreglo, y no me interesa.
Simplemente te extraño, niño tonto y rencoroso.
Y tu jamás lo sabrás.
Pero te extraño ¡Maldita sea! Como no tienes ni idea.
Repito una y otra vez tus palabras en mi cabeza, parece que no tengo arreglo, y no me interesa.
Simplemente te extraño, niño tonto y rencoroso.
Y tu jamás lo sabrás.
19 may 2012
He descubierto algo sobre mi, algo que ya sabía, algo que pretendo ignorar todo el tiempo. Es un poco bizarro, como muchas de las cosas en mi, algo distinto a lo que usualmente debería ser.
Me gusta hurgar en las cicatrices. Me gusta arrancar las costras de sangre que se forman en la herida y dejarla al descubierto.
Me gusta la solitaria gota de sangre que sale del corte. Me gusta el dolor, pequeño, grande, insoportablemente soportable, que causa poner el dedo en la llaga.
De pronto es masoquismo, ese placer perturbador que siento con el dolor, que me recuerda que vivo, que aun siento. Quizá es a causa del amor que siento por la sangre, por su sabor, su aroma, su color, o incluso será por la necesidad que tengo de distraer mi mente con algo que no seas tu.
En fin, no sé por qué. Simplemente sé que me gusta hurgar en las heridas.
Del mismo modo en que arranco las recién formadas costras de la herida supurante que llevo en el pecho desde hace un tiempo.
No entiendo a qué se debe, pero sé que me gusta. Sé que me agrada, se que no puedo evitarlo.
Se que así, creo que no te pienso tanto.
Me gusta hurgar en las cicatrices. Me gusta arrancar las costras de sangre que se forman en la herida y dejarla al descubierto.
Me gusta la solitaria gota de sangre que sale del corte. Me gusta el dolor, pequeño, grande, insoportablemente soportable, que causa poner el dedo en la llaga.
De pronto es masoquismo, ese placer perturbador que siento con el dolor, que me recuerda que vivo, que aun siento. Quizá es a causa del amor que siento por la sangre, por su sabor, su aroma, su color, o incluso será por la necesidad que tengo de distraer mi mente con algo que no seas tu.
En fin, no sé por qué. Simplemente sé que me gusta hurgar en las heridas.
Del mismo modo en que arranco las recién formadas costras de la herida supurante que llevo en el pecho desde hace un tiempo.
No entiendo a qué se debe, pero sé que me gusta. Sé que me agrada, se que no puedo evitarlo.
Se que así, creo que no te pienso tanto.
18 may 2012
Yo hago mi mejor intento, sabes.
Trato con todas mis fuerzas. Con garras y dientes, intento sobrevivir un día a la vez, un segundo tras otro. Pero no es fácil. No es tan fácil como pareces creer. No tengo lugar, no tengo autoridad, no tengo opción más que observar.
Yo hago mi mejor intento, me aferro a seguir y a olvidar.
Yo sigo tratando, pero no consigo lograrlo.
La parte mala del asunto, no eres tu, es él.
Trato con todas mis fuerzas. Con garras y dientes, intento sobrevivir un día a la vez, un segundo tras otro. Pero no es fácil. No es tan fácil como pareces creer. No tengo lugar, no tengo autoridad, no tengo opción más que observar.
Yo hago mi mejor intento, me aferro a seguir y a olvidar.
Yo sigo tratando, pero no consigo lograrlo.
La parte mala del asunto, no eres tu, es él.
Me levanto cada día con energía, con ganas, con animo. Hasta que, en el momento menos pensado, cuando no lo espero, tu rostro, tu voz o tu aroma, aparecen para acosarme y destruir mi paz.
No es una queja, muñeco, no me duele tanto como debería. Pero tampoco es un halago.
Si vas a seguir acosándome, al menos dígnate a permitirme sentirte.
16 may 2012
Tres
La noche no hacía más que oscurecer. No había nubes, el miedo las alejaba como si alguien pudiera herirlas. No había luna, oculta tras una enorme montaña, su brillo desaparecía y dejaba un rastro espectral. Las calles de la ciudad reflejaban lo que su cielo decía: soledad, tristeza, fantasmas, recuerdos. Si hubiera habido alguna forma de hacer salir a la luna de su escondite probablemente la imagen no habría cambiado. Esa vieja ciudad olvidada no necesitaba de la luz lunar para verse macabra.
Eran tres, ángeles, demonios, sombras, criaturas surgidas de ningún lugar, que recorrían la calle con su mirada desde diversos ángulos. No se conocían, jamás se habían cruzado palabra entre sí, sin embargo algo muy dentro de sus cuerpos sabía que las cosas no serían igual.
La primera era un ángel, si es que existen, en apariencia tierna y dulce pero con un interior parecido al de los chocolates trucados: a veces amargo, a veces ácido, a veces dulce y en ocasiones mágico. Era curiosa, no mucho, pero si lo suficiente como para reconocer que estaba siendo observada. No le interesaba mucho lo que pasaba en la ciudad, ella ya tenía una victima, ya poseía un alma ajena, estaba feliz con eso, con su vida. Si, quería muchas cosas, muchas más, pero también quería lo que tenía. Fue una de las primeras en encontrar un balance, en detener el acelerado reloj de arena que marcaba los compases de su permanencia. Eligió quedarse y conservar la paz. Aparentemente un pequeño ángel, con garras afiladas y peligrosas.
La segunda, quien había sido la primera en desplegar sus alas, era una curiosa mezcla de ángel y demonio, quizá un cruce entre gorgonas y sirenas, demasiado obvia a los ojos observadores. Era cálida, dulce, inspiraba una oleada de ternura tal que no estaba claro si era real o no. Era cruel, era malvada, era despiadada y le gustaba serlo. Sádica como era, disfrutaba moviendo las cuerdas de los títeres a su antojo, manejando las palabras como plastilina y dejando a sus victimas con la confusión de qué había ocurrido. Tenía una habilidad asombrosa para tergiversas y modelar las estocadas mortales que le lanzaban sus enemigos, desviándolas siempre y regresándolas a estos. Curiosamente era mejor tenerle de aliada que de enemiga, su afilada lengua y sus venenosas garras se desvanecían ante aquellos que ganaban su corazón.
La tercera, la más pequeña, era una pequeña vampiresa experta en fingir inocencia. Su rostro no reflejaba conocimiento del mundo normal, ni de sus costumbres, sus palabras trataban de mantenerse alejadas del mugre, de la normalidad; pero la realidad era otra. Conocía las sombras, o los atisbos que estas dejaban sobre el alma humana, había probado la sangre y le había gustado su sabor. Quería jugar con la vida, quería coquetearle a los miedos, quería encontrar un par de almas que entendieran y quisieran ver al demonio debajo de la piel de cordero.
Tan real como se suponía era la vida misma, un instante bastó para sellar el conocimiento de que podrían ser grandes, enormes, increíbles juntas. No faltaba mucho, el mundo les pertenecía, separadas eran dueñas de grandes porciones del mundo, juntas lo poseían al completo. No había más palabras que hicieran falta, encajaba. Casi como las piezas de un puzzle, era cuestión de complementos. Un trípode que sostenía en su cúspide todos los proyectos, plagas, tiranías, magia, deseos, recompensas y demás secretos que la vida tuviera preparados.
¿Y cómo decir que era falso?
Me presento, soy la última. La tercera. La vampiresa que encontró un ángel y un demonio a las que proteger y cuidar, que me hicieran compañía en la soledad que a veces acompaña mi eternidad, que quisieran el alma podrida y corrupta que habita en mi cuerpo.
Me presento, soy la que no sabe como vivir sin ese par de criaturas que ahora son tan parte de mi como el aire.
14 may 2012
Irrealidades
Quiero despertar.
O quizá esa no sea la descripción más adecuada, puesto que no estoy durmiendo. Pero es la más parecida.
Te veo y, con ese gesto aprendido que no es ni tuyo ni mio y que no se a quien pertenece, me llevo una mano a la nuca, gesto tan raro e impropio de mi que solo puede ser tuyo. Finjo no verte, finjo que no me importa, pretendo no poner atención. Y se siente tan irreal, detesto ser irreal. Se siente como un sueño, cada vez que te veo. Como cuando te drogas y el mundo deja de ser del todo cierto, pierde contornos, pierde rigidez. Como cuando sueñas y sabes que todo es mentira, como cuando vuelas y eres consciente de que en cualquier momento puedes caer contra el duro suelo de concreto.
Pero no puedes evitarlo.
Corrijo, no es un sueño. Tiene más en común con mis pesadillas. Cuando el monstruo de mi imaginación me persigue sin tregua y no logro correr lo suficientemente rápido. Como cuando sabes que puedes morir pero, como en sueños, tus pies se mueven cual si caminaras entre un pantano, tus manos no responden a tus pensamientos y tu voz no sale por mucho que desees gritar. Si, es una pesadilla.
Mis manos no responden correctamente, o acaso ese gesto de llevarme una mano a la nuca ya era mio con anterioridad, mis pies se enredan, que no bajo escaleras frente a ti por miedo de morir estrellada contra el suelo, y mi lengua se detiene, atascada contra mis dientes, cosa que no suele ocurrirme. De veras, es extremadamente raro que mi lengua se detenga de la forma en que lo hace contigo, que no sepa que decir es normal, pero que no tenga nada, absolutamente nada, por estúpido que sea, que decir es algo inusual.
Y así vamos, entre sueños e irrealidades. Porque no acaba en el momento en que te pierdo de vista, no, en ese momento todo es normal. La cosa empeora cuando dejo de verte. Porque es entonces cuando mis rodillas se convierten en gelatina, cuando mi corazón se acelera cual tambor de guerra y cuando mi mente empieza a funcionar y a maldecir por mis decisiones. Pero claro, tu no lo sabes. Tu no sabes que después de verte, todo me parece falso, irreal, un invento de mi hiperactiva mente. Tu no sabes que después de cruzarme con tu mirada, mis ojos se convierten en meteoritos errantes que te buscan en todas las sombras que veo,que tu rostro se convierte en mi obsesión y que esos ojos de ébano son mi perdición. Furia, ira, dolor, alegría. Todo era tan claro en la madera pulida de tus ojos que me atrapabas, cual si fueran grilletes alrededor de mis dispuestas muñecas.
Todo se me hace tan falso ahora, tan incierto, tan artificial. Incluso mi sonrisa me parece una mentira, una farsa, una máscara para no permitirte ver que me afecta.
Pero eso es todo. Una farsa, una actuación.
Porque sigo soñando y durmiendo, y en mis sueños si somos dos.
O quizá esa no sea la descripción más adecuada, puesto que no estoy durmiendo. Pero es la más parecida.
Te veo y, con ese gesto aprendido que no es ni tuyo ni mio y que no se a quien pertenece, me llevo una mano a la nuca, gesto tan raro e impropio de mi que solo puede ser tuyo. Finjo no verte, finjo que no me importa, pretendo no poner atención. Y se siente tan irreal, detesto ser irreal. Se siente como un sueño, cada vez que te veo. Como cuando te drogas y el mundo deja de ser del todo cierto, pierde contornos, pierde rigidez. Como cuando sueñas y sabes que todo es mentira, como cuando vuelas y eres consciente de que en cualquier momento puedes caer contra el duro suelo de concreto.
Pero no puedes evitarlo.
Corrijo, no es un sueño. Tiene más en común con mis pesadillas. Cuando el monstruo de mi imaginación me persigue sin tregua y no logro correr lo suficientemente rápido. Como cuando sabes que puedes morir pero, como en sueños, tus pies se mueven cual si caminaras entre un pantano, tus manos no responden a tus pensamientos y tu voz no sale por mucho que desees gritar. Si, es una pesadilla.
Mis manos no responden correctamente, o acaso ese gesto de llevarme una mano a la nuca ya era mio con anterioridad, mis pies se enredan, que no bajo escaleras frente a ti por miedo de morir estrellada contra el suelo, y mi lengua se detiene, atascada contra mis dientes, cosa que no suele ocurrirme. De veras, es extremadamente raro que mi lengua se detenga de la forma en que lo hace contigo, que no sepa que decir es normal, pero que no tenga nada, absolutamente nada, por estúpido que sea, que decir es algo inusual.
Y así vamos, entre sueños e irrealidades. Porque no acaba en el momento en que te pierdo de vista, no, en ese momento todo es normal. La cosa empeora cuando dejo de verte. Porque es entonces cuando mis rodillas se convierten en gelatina, cuando mi corazón se acelera cual tambor de guerra y cuando mi mente empieza a funcionar y a maldecir por mis decisiones. Pero claro, tu no lo sabes. Tu no sabes que después de verte, todo me parece falso, irreal, un invento de mi hiperactiva mente. Tu no sabes que después de cruzarme con tu mirada, mis ojos se convierten en meteoritos errantes que te buscan en todas las sombras que veo,que tu rostro se convierte en mi obsesión y que esos ojos de ébano son mi perdición. Furia, ira, dolor, alegría. Todo era tan claro en la madera pulida de tus ojos que me atrapabas, cual si fueran grilletes alrededor de mis dispuestas muñecas.
Todo se me hace tan falso ahora, tan incierto, tan artificial. Incluso mi sonrisa me parece una mentira, una farsa, una máscara para no permitirte ver que me afecta.
Pero eso es todo. Una farsa, una actuación.
Porque sigo soñando y durmiendo, y en mis sueños si somos dos.
13 may 2012
No sé qué me pasa. No se que ocurre.
No sé por qué razón tengo que pensar en ti.
No me explico por qué te extraño, por qué te recuerdo.
Debería estar lo suficientemente exhausta como para no pensar en vos.
Mi mente, que últimamente se halla al borde del colapso, no debería tener fuerzas ni espacio para pensarte.
Mi corazón, hecho pedazos, se rehúsa a ser tan masoquista, tan cobarde.
Pero mi cuerpo, por muy exhausto que pueda estar, parece tener fuerza para desearte.
Mi mente, por mucho que linde con los bordes de la cordura, aun puede pensarte.
Mi corazón, en pleno proceso de implosión, es consciente de que solo tu puede calmarle.
Y soy masoquista, soy cobarde, soy tonta, ilusa, y mil adjetivos más.
Pero, condenadamente, cariño, creo que sigo siendo tuya.
Muy a mi pesar, perro, sigo queriendo tus ataduras.
Por mucho que luche, idiota, sigues siendo tu quien me provoca.
No sé por qué razón tengo que pensar en ti.
No me explico por qué te extraño, por qué te recuerdo.
Debería estar lo suficientemente exhausta como para no pensar en vos.
Mi mente, que últimamente se halla al borde del colapso, no debería tener fuerzas ni espacio para pensarte.
Mi corazón, hecho pedazos, se rehúsa a ser tan masoquista, tan cobarde.
Pero mi cuerpo, por muy exhausto que pueda estar, parece tener fuerza para desearte.
Mi mente, por mucho que linde con los bordes de la cordura, aun puede pensarte.
Mi corazón, en pleno proceso de implosión, es consciente de que solo tu puede calmarle.
Y soy masoquista, soy cobarde, soy tonta, ilusa, y mil adjetivos más.
Pero, condenadamente, cariño, creo que sigo siendo tuya.
Muy a mi pesar, perro, sigo queriendo tus ataduras.
Por mucho que luche, idiota, sigues siendo tu quien me provoca.
Conversaciones Interesantes XXXIV
+ Créeme, si pudiera ofrecerte cualquier cosa, lo que sea que tu corazón desee, lo haría. Pero solo tengo otro corazón roto, herido, podrido, lleno de inconstancia y de volatilidad. Solamente tengo un millón de sueños y anhelos que con gusto cambiaría por tu sonrisa.
- Yo no te estoy pidiendo nada de eso. Se que no eres perfecto, yo no busco, no quiero, perfección.
Ultima Pintura V
5
Los flashes de las cámaras le estaban causando una leve jaqueca. Debió haberle pedido al policía que lo llevara por otra ruta, o haber aceptado el ofrecimiento de entrar a la comisaría por la puerta trasera, sin embargo se había negado. Nunca había esperado que las afueras de la estación de policía estuvieran tan atestadas de reporteros curiosos y crueles.
—¿Tiene algo que decir?
—¿Algún mensaje para el que hizo esto?
—¿Cómo se siente?
Como si el estuviera en condiciones de responderles. ¡Maldición, mi mujer acaba de ser asesinada! ¿Qué no entienden eso? Quería gritarles, pero eso no solucionaría nada. No iba a traerla de regreso de la tumba, ni le daría a él el descanso que buscaba. Solo una cosa podría darle paz y era algo que no podía conseguir rápidamente.
—Hemos llegado a la estación –dijo el gendarme que tenía el volante.
8 may 2012
Mi calle
Hacía frío. Tenía mucho frio.
La calle estaba tan vacía como solo saben estarlo las calles de esta ciudad un martes por la noche. Las farolas iluminaban poco, casi jugando a apagarse en secuencia, mientras las luciernagas alumbraban mucho, deslumbrando a los grillos y los renacuajos que bailaban en los charcos de alcantarillas desbordadas.
Como todas las noches, los vigilantes brillaban por su ausencia. Nunca habían hecho acto de presencia, no se por que deberían haber empezado hoy. Estaba desolada, desierta, inhabitada. Estaba muerta, como yo, como tu. Como nosotros.
Y por ahí caminé. Por la calle que llevaba en dirección a casa, por la calle de mi perdición. Conocía cada bache, cada hueco, cada imperfección de la vieja y ruinosa carretera. Conocía cada marca del concreto, cada rastro de alquitrán, cada marca de neumáticos quemados. Conocía los restos de sangre que quedaban de la ultima vez que alguien murió allí, y los restos del póster fúnebre que se colocó en su honor. Conocía la calle tanto como a ti.
En el sofocante calor de una noche de esta ciudad, se me ocurrieron miles de razones por las que no debería estar allí. Uno. Ese no era mi hogar. Se supone que casa es donde esta el alma, entonces no tengo hogar, no tengo alma, se la llevaron. Dos. Había demasiada sangre corriendo a través del suelo como para poder pensar y vivir allí. Tres. El suelo estaba frío y sucio. Cuatrocientos sesenta. Las ratas correteaban por todo el lugar. Quinientos noventa. Las oscuras sombras del callejón se estaban moviendo. Seiscientos dos. La luna no era visible desde allí. Setecientos tres. El polvo se adhería a mi piel. Ochocientos nueve. No podía recordar mucho. Novecientos. No estaba contigo. Mil. No estabas conmigo.
Mientras la luna se iba ocultando, las sombras se acercaron más.
Susurraban cosas, cosas desagradables. No habrías querido saber qué decían.
Hubo un poco de presión, un leve dolor, como algo que se rompe. Hubo fricción, sangre, piel.
Luego todo acabó. Todo se detuvo.
Mientras el pavimento se manchaba del liquido viscoso que salía de mi cuerpo, la oscuridad se acercaba cada vez más rápido, me acechaba.
Hacía frío. Tenía frío.
Quería dormir, dormir mucho, indeterminadamente.
Cerré mis ojos. Deje que mi cuerpo se hundiera en el abismo.
Casi pude escuchar las sirenas cantando, los radios transmitiendo la noticia de un asesinato en una calle que solía ser mía.
La calle estaba tan vacía como solo saben estarlo las calles de esta ciudad un martes por la noche. Las farolas iluminaban poco, casi jugando a apagarse en secuencia, mientras las luciernagas alumbraban mucho, deslumbrando a los grillos y los renacuajos que bailaban en los charcos de alcantarillas desbordadas.
Como todas las noches, los vigilantes brillaban por su ausencia. Nunca habían hecho acto de presencia, no se por que deberían haber empezado hoy. Estaba desolada, desierta, inhabitada. Estaba muerta, como yo, como tu. Como nosotros.
Y por ahí caminé. Por la calle que llevaba en dirección a casa, por la calle de mi perdición. Conocía cada bache, cada hueco, cada imperfección de la vieja y ruinosa carretera. Conocía cada marca del concreto, cada rastro de alquitrán, cada marca de neumáticos quemados. Conocía los restos de sangre que quedaban de la ultima vez que alguien murió allí, y los restos del póster fúnebre que se colocó en su honor. Conocía la calle tanto como a ti.
En el sofocante calor de una noche de esta ciudad, se me ocurrieron miles de razones por las que no debería estar allí. Uno. Ese no era mi hogar. Se supone que casa es donde esta el alma, entonces no tengo hogar, no tengo alma, se la llevaron. Dos. Había demasiada sangre corriendo a través del suelo como para poder pensar y vivir allí. Tres. El suelo estaba frío y sucio. Cuatrocientos sesenta. Las ratas correteaban por todo el lugar. Quinientos noventa. Las oscuras sombras del callejón se estaban moviendo. Seiscientos dos. La luna no era visible desde allí. Setecientos tres. El polvo se adhería a mi piel. Ochocientos nueve. No podía recordar mucho. Novecientos. No estaba contigo. Mil. No estabas conmigo.
Mientras la luna se iba ocultando, las sombras se acercaron más.
Susurraban cosas, cosas desagradables. No habrías querido saber qué decían.
Hubo un poco de presión, un leve dolor, como algo que se rompe. Hubo fricción, sangre, piel.
Luego todo acabó. Todo se detuvo.
Mientras el pavimento se manchaba del liquido viscoso que salía de mi cuerpo, la oscuridad se acercaba cada vez más rápido, me acechaba.
Hacía frío. Tenía frío.
Quería dormir, dormir mucho, indeterminadamente.
Cerré mis ojos. Deje que mi cuerpo se hundiera en el abismo.
Casi pude escuchar las sirenas cantando, los radios transmitiendo la noticia de un asesinato en una calle que solía ser mía.
+ Me estoy muriendo.
- Maldita sea, no me digas eso.
+ Es cierto.
- Te digo que no lo digas.
Un día apareciste diciéndome que te morías. Que no iba a verte más. Que tu sonrisa no iba a iluminar mi mundo. Que tu voz no me haría reír ya más.
Y te dije que, maldita sea, no bromearas con eso. Que no jugaras con eso.
Pero era cierto, me dijiste que era completamente cierto. Y me quedé sin aire.
Me quedé muda.
Me quedé helada.
Me quedé muerta.
No puedo respirar.
No puedo pensar.
Yo no soy una niña fuerte.
Soy totalmente débil, amor.
Dependiente de ti. De tu existencia. De tu respiración.
Dependo de tus conversaciones. Dependo de ti.
Te me hiciste necesidad. Te hiciste realidad.
Te hiciste parte de mi vida, de lo que soy.
No puedo.
- Maldita sea, no me digas eso.
+ Es cierto.
- Te digo que no lo digas.
Un día apareciste diciéndome que te morías. Que no iba a verte más. Que tu sonrisa no iba a iluminar mi mundo. Que tu voz no me haría reír ya más.
Y te dije que, maldita sea, no bromearas con eso. Que no jugaras con eso.
Pero era cierto, me dijiste que era completamente cierto. Y me quedé sin aire.
Me quedé muda.
Me quedé helada.
Me quedé muerta.
No puedo respirar.
No puedo pensar.
Yo no soy una niña fuerte.
Soy totalmente débil, amor.
Dependiente de ti. De tu existencia. De tu respiración.
Dependo de tus conversaciones. Dependo de ti.
Te me hiciste necesidad. Te hiciste realidad.
Te hiciste parte de mi vida, de lo que soy.
No puedo.
Placer, sangre, dolor. Da lo mismo. El cuerpo sabe lo que quiere. La vida que llama a la muerte dentro de una eterna danza sin vencedor. El fuego que baila junto al agua sin tocarse y sin dejar jamás de desearse.
Da lo mismo. Sangre, placer, fuego, hielo. Odio, amor, dolor, gozo, ira, regocijo.
Como diría el mismo Dracula: La sangre es la vida y debe ser mía.
Da lo mismo. Sangre, placer, fuego, hielo. Odio, amor, dolor, gozo, ira, regocijo.
Como diría el mismo Dracula: La sangre es la vida y debe ser mía.
7 may 2012
Conversaciones Interesantes XXXIII
- Nerviosa. Por favor, por favor, por favor, que todo vaya bien.
+ Damn it! Chica, que no podes confiar en ti misma?
- Claro, para ti es fácil decirlo. Eres solo producto de mi imaginación.
+ Soy tan real como tu misma. No lo olvides.
- En fin. Ojala funcione.
+ Ojala funcione. Ojala no nos mate la ansiedad. Ojala los unicornios existan.
6 may 2012
Como esa calle que siempre me lleva a ese sitio al que quiero llegar.
Me gustas tal y como eres. Con tu oscuridad, con tus vicios, con tus errores y tus culpas.
Me gustas así, con sangre en las manos, con manos en la boca, con bocas en los dedos, con dedos en la piel.
Me gustas así. Cuando ríes, cuando te enfureces, cuando rompes cosas y cuando las juntas de nuevo.
Me gusta la forma en que tus manos se arrebatan cuando ves mis ojos sonrientes.
Me gusta tu sangre y la forma en que hierve.
Me gusta la pasión que nos mueve.
Simplemente, me gusta tenerte.
Me gustas tal y como eres. Con tu oscuridad, con tus vicios, con tus errores y tus culpas.
Me gustas así, con sangre en las manos, con manos en la boca, con bocas en los dedos, con dedos en la piel.
Me gustas así. Cuando ríes, cuando te enfureces, cuando rompes cosas y cuando las juntas de nuevo.
Me gusta la forma en que tus manos se arrebatan cuando ves mis ojos sonrientes.
Me gusta tu sangre y la forma en que hierve.
Me gusta la pasión que nos mueve.
Simplemente, me gusta tenerte.
4 may 2012
Agenda
Día uno: Todo se fue al infierno.
Pero no, no empezó en el día uno. Empezó antes, mucho antes. Empezó el día cero, el día que, caminando por la calle, cometí el error o el acierto de toparme contigo.
Día cero: Aparentaba ser un buen día, pensé que sería bueno. Todo empezó bien, tranquilo, fácil, era como respirar. Bueno, no. No como respirar, era más como un trote ligero que no cansa demasiado, algo fácil de llevar, algo suave. Algo bueno.
Día uno: Ya lo dije, se fue todo al infierno. No sé cómo pasó, solo paso. Fue tu culpa, nadie te había llamado, nadie había pedido por ti. Apareciste y acaparaste todo, le diste un giro tan radical que me mareé.
Día dos: Empezábamos a salir del abismo. Empecé a respirar de nuevo.
Día diez: Te hiciste importante. No mucho, solo lo suficiente como para que aceptara verte.
Día once: Te vi. Por obligación, me convenciste y cedí. Había sacado el cuerpo a ese día, sabía que no serías cualquier cosa. Me quedo un dibujo, tétrico, incluso de miedo, me gustaba.
Día doce: Te vi de nuevo. Esta vez no estuvimos solos, no importó. Juegos, indirectas. Sabías bien lo que hacías, yo apenas tenía nociones de las reglas del juego, apenas suponía como empezar a jugar. Pero fue empate, no ganaste y yo no perdí.
Día trece: Me salvaste. De mi misma, de los demás. De las lágrimas. Te hiciste inevitablemente necesario. Tu voz se convirtió en un sonido demasiado grato y tus palabras en una sonrisa.
Día catorce: Pensé en ti. Demasiado para mi gusto. No lo suficiente a tu juicio.
Día dieciséis: Entre películas y chocolates se firmó mi perdición. No lo sabía, claro. Para mí era solo algo nuevo, algo lindo, algo intenso. ¿Qué era? No tenía nombre, no tenía descripción.
Día veinte: Surgieron las primeras palabras graves. Murciélagos, tu entenderás, las mariposas eran demasiado simples y bonitas. Todo era un poco más oscuro que eso.
Día veintiuno: Regreso a la infancia. Eso de que me den de comer esta raro. Eso de tener que esperar, desespera. Eso de que una canción signifique tanto, es extraño.
Día treinta y ocho: Le dimos nombre.
Día ochenta: Surgieron las palabras de la catástrofe. El inicio de la vorágine. Firmé mis cadenas con gusto, con besos, con sangre, con deseo. Surgió mi incógnita entre sentimiento y deseo.
Día ciento veintiséis: Te extrañé. Muchísimo. Demasiado como para que fuera bueno. No fue la primera pelea, pero dolió más que las anteriores. Ni siquiera una llamada a las dos de la madrugada, sin que te importase si estaba cansada o dormida, solucionó el caos que tenía por dentro.
Día ciento cuarenta y dos: Dije ya no más. Te dije adiós, no miré atrás. Tu tampoco lo hiciste. Pensé que todo estaba bien, que no sentía.
Día ciento sesenta y seis: Cometí un error. Tu me viste errar.
Día ciento setenta: Supe que había cometido un grave error.
Día ciento setenta y tres: Me deje llevar.
Día doscientos treinta y tres: Para ti todo ha acabado. Ya no hay vuelta de hoja.
Día doscientos cuarenta y siete: O lo que es lo mismo, día ciento ocho, dos mil seiscientas horas, nueve millones trescientos cincuenta y seis mil cuatrocientos segundos después, desde que ya no te tengo. Para mi da lo mismo. Ya ves, me desperté hoy y te extrañé.
He ahí el meollo del asunto. Te extraño. No te quiero, no te necesito, simplemente te extraño. Mis piernas son gelatina cerca tuyo, igual que antes, mi atención se dispersa y mis pasos se vuelven más confusos. Mi mente se bloquea. No sé qué sea, no tengo explicación. Pero cerca de ti, de nuevo estoy perdiendo el control.
Pero no, no empezó en el día uno. Empezó antes, mucho antes. Empezó el día cero, el día que, caminando por la calle, cometí el error o el acierto de toparme contigo.
Día cero: Aparentaba ser un buen día, pensé que sería bueno. Todo empezó bien, tranquilo, fácil, era como respirar. Bueno, no. No como respirar, era más como un trote ligero que no cansa demasiado, algo fácil de llevar, algo suave. Algo bueno.
Día uno: Ya lo dije, se fue todo al infierno. No sé cómo pasó, solo paso. Fue tu culpa, nadie te había llamado, nadie había pedido por ti. Apareciste y acaparaste todo, le diste un giro tan radical que me mareé.
Día dos: Empezábamos a salir del abismo. Empecé a respirar de nuevo.
Día diez: Te hiciste importante. No mucho, solo lo suficiente como para que aceptara verte.
Día once: Te vi. Por obligación, me convenciste y cedí. Había sacado el cuerpo a ese día, sabía que no serías cualquier cosa. Me quedo un dibujo, tétrico, incluso de miedo, me gustaba.
Día doce: Te vi de nuevo. Esta vez no estuvimos solos, no importó. Juegos, indirectas. Sabías bien lo que hacías, yo apenas tenía nociones de las reglas del juego, apenas suponía como empezar a jugar. Pero fue empate, no ganaste y yo no perdí.
Día trece: Me salvaste. De mi misma, de los demás. De las lágrimas. Te hiciste inevitablemente necesario. Tu voz se convirtió en un sonido demasiado grato y tus palabras en una sonrisa.
Día catorce: Pensé en ti. Demasiado para mi gusto. No lo suficiente a tu juicio.
Día dieciséis: Entre películas y chocolates se firmó mi perdición. No lo sabía, claro. Para mí era solo algo nuevo, algo lindo, algo intenso. ¿Qué era? No tenía nombre, no tenía descripción.
Día veinte: Surgieron las primeras palabras graves. Murciélagos, tu entenderás, las mariposas eran demasiado simples y bonitas. Todo era un poco más oscuro que eso.
Día veintiuno: Regreso a la infancia. Eso de que me den de comer esta raro. Eso de tener que esperar, desespera. Eso de que una canción signifique tanto, es extraño.
Día treinta y ocho: Le dimos nombre.
Día ochenta: Surgieron las palabras de la catástrofe. El inicio de la vorágine. Firmé mis cadenas con gusto, con besos, con sangre, con deseo. Surgió mi incógnita entre sentimiento y deseo.
Día ciento veintiséis: Te extrañé. Muchísimo. Demasiado como para que fuera bueno. No fue la primera pelea, pero dolió más que las anteriores. Ni siquiera una llamada a las dos de la madrugada, sin que te importase si estaba cansada o dormida, solucionó el caos que tenía por dentro.
Día ciento cuarenta y dos: Dije ya no más. Te dije adiós, no miré atrás. Tu tampoco lo hiciste. Pensé que todo estaba bien, que no sentía.
Día ciento sesenta y seis: Cometí un error. Tu me viste errar.
Día ciento setenta: Supe que había cometido un grave error.
Día ciento setenta y tres: Me deje llevar.
Día doscientos treinta y tres: Para ti todo ha acabado. Ya no hay vuelta de hoja.
Día doscientos cuarenta y siete: O lo que es lo mismo, día ciento ocho, dos mil seiscientas horas, nueve millones trescientos cincuenta y seis mil cuatrocientos segundos después, desde que ya no te tengo. Para mi da lo mismo. Ya ves, me desperté hoy y te extrañé.
He ahí el meollo del asunto. Te extraño. No te quiero, no te necesito, simplemente te extraño. Mis piernas son gelatina cerca tuyo, igual que antes, mi atención se dispersa y mis pasos se vuelven más confusos. Mi mente se bloquea. No sé qué sea, no tengo explicación. Pero cerca de ti, de nuevo estoy perdiendo el control.
3 may 2012
Yo era la princesa encantada que vivía en el castillo de cristal. Rodeada por un lago de cocodrilos hambrientos, que esperaban la oportunidad de devorar a cualquier viajero. Yo solía ser el pequeño hada que vivía en el país de Nunca Jamás, creyendo que no crecería, que no cambiaría. Yo tenía varios pequeños enanos que me acompañaban en mis travesías por el enorme castillo. Pero todo era de cristal, todo era transparente, incluso ellos. Todo menos yo.
Un día, cansada de dormir y dormir, e hilar sueños en la vieja rueca mientras esperaba al príncipe encantado, decidí que era hora de salir de mi torre. Estaba harta de pinchar mis dedos con el huso, estaba harta de las viejas manzanas podridas y envenenadas para la cena. Me aburrí de tener que peinar mi larga cabellera junto a la ventana, ¿según quién tu ibas a subir por ella? No, cariño, yo ya no quería esperar un sueño, un beso de amor verdadero o un sacrificio para poder empezar mi camino. No, cariño.
Erase una vez, una princesa que se rebelo contra lo que era. Erase una vez una princesa que no quiso ser princesa. Erase una vez una princesa que antes que princesa era guerrera, era bruja, era hechicera. Erase una vez una princesa que tenía en más valía su imagen de sí misma que la opinión de la corte de bufones.
En fin, esa soy yo. La que se convirtió en bruja y en maga, la que hizo de sí misma una sirena encantada. La que en vez de princesa, prefirió ser hechicera, bruja malvada, demonio travieso y juguetón. Yo soy la que en vez de vivir por ti, decidí vivir para mi.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Un día, cansada de dormir y dormir, e hilar sueños en la vieja rueca mientras esperaba al príncipe encantado, decidí que era hora de salir de mi torre. Estaba harta de pinchar mis dedos con el huso, estaba harta de las viejas manzanas podridas y envenenadas para la cena. Me aburrí de tener que peinar mi larga cabellera junto a la ventana, ¿según quién tu ibas a subir por ella? No, cariño, yo ya no quería esperar un sueño, un beso de amor verdadero o un sacrificio para poder empezar mi camino. No, cariño.
Erase una vez, una princesa que se rebelo contra lo que era. Erase una vez una princesa que no quiso ser princesa. Erase una vez una princesa que antes que princesa era guerrera, era bruja, era hechicera. Erase una vez una princesa que tenía en más valía su imagen de sí misma que la opinión de la corte de bufones.
En fin, esa soy yo. La que se convirtió en bruja y en maga, la que hizo de sí misma una sirena encantada. La que en vez de princesa, prefirió ser hechicera, bruja malvada, demonio travieso y juguetón. Yo soy la que en vez de vivir por ti, decidí vivir para mi.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Letter from a damned. Happy birthday, babe.
I'm sorry, my darling. Maybe it's not what you expected. I was hoping to be next to you when you were going to open this present, but I can't, so I'll have to settle with this. I wrote something to make sure you feel me next to you when you open your present."Happy birthday", that's what It's supposed I have to say. But, you know me, I never do what I should. I shouldn't call you, and I don't, but I also ought not write to you, and I do that last, very frequently.
Today, marks five years since I first saw you. I can't forget, I can't erase those memories from my head. I just can't change the feeling, the same feeling I had when you walked in front of me and asked me to give you the place.
Babe, you were so beautiful with that tiny little dress and with those boots. You looked just like a fragile warrior girl. I know that doesn't make any sense, but it was what I saw when I saw you.
Today, babe, today the sun is brighter, the clouds are whiter, the birds sing louder, and you don't hear them by my side, you don't see the clouds or the sun with me. It's my fault, it was my mistake, but it was a mistake made in a desperate moment. I was trying to give you all those stuff I took you off at first. I failed. I not only lost all we had, I have also screwed things for you in the future.
I'm sorry babe. This isn't supposed to be a sad letter. I just wanted to say hello.
I love you. Now, tomorrow and until the end of my life. With my last breathe and with my last bullet. I love you.
NO! Ya es tarde, o más bien temprano. Y no he podido terminar el bendito dibujo!
Ya que... mañana será... Hoy, mejor dicho. Aunque quizá acabe por ahi en la noche... Me espera un largo día.
Quieren ver como va?
Veamos como va!
Rayos! Después será. Blogger no me deja subir la imagen.
Bueno, mundo. Yo me iré a dormir, que probablemente en un rato acabeputeando al aire enojada por la impuntualidad de algunos, la mala actitud de otros y lo harta que estoy de bancarmelas todas!
Chau!
Ya que... mañana será... Hoy, mejor dicho. Aunque quizá acabe por ahi en la noche... Me espera un largo día.
Quieren ver como va?
Veamos como va!
Rayos! Después será. Blogger no me deja subir la imagen.
Bueno, mundo. Yo me iré a dormir, que probablemente en un rato acabe
Chau!
2 may 2012
Wiii jajaja
Esto va de que necesito distraerme.
Llevo dos días, bueno, de a ratos porque hago muchas otras cosas a la vez,tratando de sacar un dibujo.
Si, ya el boceto esta, el cuento ha sido sombrear. (No me gusta usar colores, prefiero las sombras y el blanco y negro) Pero este dibujo es de figuras humanas, otro de mis puntos débiles, y, por si eso no fuera poco, tengo tanto tiempo sin dibujar con ese estilo que se me olvido como se crean las sombras con el mismo lápiz.
Entiéndase que no me gusta pasar los dedos por el grafito para difuminar.
Ah bueno y de paso comentar que cambié la forma del reproductor de música de mi blog. Osea de esta paginita donde estas metido leyendo mis locuras. Ahora es una barra, muy linda y elegante, en la parte superior del blog, se reproduce al instante y tiene mucha más música que la anterior. Toda es parte de MI música, entiéndase esa música que me inspira y que me pongo a escuchar para escribir, dibujar, leer o hacer cualquier otra chorrada.
Em.. eso es todo, debería estar preparando una exposición pero... Creo que eso mejor lo hará la otra yo, Pola, ella es un poco más responsable. Total no creo que lo hagamos sino hasta mañana a la ultima hora pero en fin, así nos divertimos más.
Cambio y fuera.
P.D. Dice Belle, porque Pola es la que dibuja, no ella, que el dibujo está chevere pero que como yo, Pola, exijo demasiado de mi misma en ese aspecto no lo noto.
Pola responde que de pronto está decente, pero que primero hay que terminarlo a ver.
Y me voy que si sigo no dibujo y Belle se revela!!!
Esto va de que necesito distraerme.
Llevo dos días, bueno, de a ratos porque hago muchas otras cosas a la vez,
Si, ya el boceto esta, el cuento ha sido sombrear. (No me gusta usar colores, prefiero las sombras y el blanco y negro) Pero este dibujo es de figuras humanas, otro de mis puntos débiles, y, por si eso no fuera poco, tengo tanto tiempo sin dibujar con ese estilo que se me olvido como se crean las sombras con el mismo lápiz.
Entiéndase que no me gusta pasar los dedos por el grafito para difuminar.
Ah bueno y de paso comentar que cambié la forma del reproductor de música de mi blog. Osea de esta paginita donde estas metido leyendo mis locuras. Ahora es una barra, muy linda y elegante, en la parte superior del blog, se reproduce al instante y tiene mucha más música que la anterior. Toda es parte de MI música, entiéndase esa música que me inspira y que me pongo a escuchar para escribir, dibujar, leer o hacer cualquier otra chorrada.
Em.. eso es todo, debería estar preparando una exposición pero
Cambio y fuera.
P.D. Dice Belle, porque Pola es la que dibuja, no ella, que el dibujo está chevere pero que como yo, Pola, exijo demasiado de mi misma en ese aspecto no lo noto.
Pola responde que de pronto está decente, pero que primero hay que terminarlo a ver.
Y me voy que si sigo no dibujo y Belle se revela!!!
Premio
Otra sorpresa para este día. Y no me la esperaba. Dulce C. López me ha dejado un premio en su blog Dulce Cautiverio.
Muchisimas gracias, guapa. Ahora sin más paso a responder.
Y viene con unas cuantas preguntas:
1. ¿Estas en pareja?
Ahora mismo, no. Prefiero dedicarme este tiempo a mi.
2. ¿Desearías vivir en otro lado?
Si. En muchos sitios diferentes pero por ahora no me es posible.
3. ¿Crees en Dios?
Si.
4. ¿Tienes tatuajes?
No. Aunque algunos me tientan.
5. ¿Limpiaste tu pieza?
Em... Honestamente? No, ahorita debería hacerlo pero me gana la flojera.
6. ¿Heriste a alguien alguna vez?
Si, varias veces y a personas distintas. No se trata de algo que me guste hacer pero no puedo ponerlos por encima de mi misma.
7. ¿Piensas que nadie te entiende?
Jaja La mayoría de las veces, si.
8. ¿Eres feliz?
Supongo que puede decirse que si.
9. ¿Tienes muchos amigos?
Conozco mucha gente y me la llevo bien con casi todos ellos. Pero si, tambien tengo muchos buenos amigos en los que puedo confiar.
Y ahora, mis 12 nominados:
Aclaro, eso de que sean los blogs más lindos pues no sé, soy pésima con la estética. Pero si son entretenidos y me gusta mucho leerlos.
1.http://ediciones-frutilla.blogspot.com/ Tienen un precioso blog y hacen una magnifica labor.
3.http://cuentosin.blogspot.com/?zx=f4780afad5ec6675 Esta mujer me deja sin aliento cada que visito su blog.
6.http://unhunted.blogspot.com/ Ellos sencillamente se lo ganaron. No necesita más explicación.
Y ya me aburrí de buscar. Los que lo quieran que se lo lleven!!! Punto! jaja
1 may 2012
Y que me matan, que me dañan, que luego me vienen a preguntar que por que soy tan mala.
Y me re putea! Si, lo dije. Acaso no pensaban que yo pudiera pensar esas palabras también?
Che, que soy una niña buena la mayoría de las veces, la mayoría, pero de vez en cuando sacan a la sádica cínica que guardo dentro y no se como rayos encerrarla de nuevo.
Total, de que iba esto?! Esto va de lo decepcionante que es que la persona que esperé me conociera mejor que los demás, o que mínimo me entendiera me critique por algo tan básico que no soy capaz de cambiarlo, y si lo soy, entonces no quiero hacerlo.
Mira niño, que por ti he dejado tanto que perdí la cuenta, que por ti he soportado tanto que ya ni se. Que tu por mi no has hecho ni la décima parte de lo que yo por vos.
Total, niño caprichoso y exigente, no sos vos, soy yo. Vieja excusa de los hombres, esta vez la usaré yo, para que después no me preguntes por que no te amo como quieres.
A la de tres. Uno, dos, tres.
Listo, no me importa más. No te lo pido más. Ya se me acabaron las ganas de incluirte en mi mundo.
Pero mira que me re cabrea lo que haces, y me pierdes mientras menos lo crees.
Y me re putea! Si, lo dije. Acaso no pensaban que yo pudiera pensar esas palabras también?
Che, que soy una niña buena la mayoría de las veces, la mayoría, pero de vez en cuando sacan a la sádica cínica que guardo dentro y no se como rayos encerrarla de nuevo.
Total, de que iba esto?! Esto va de lo decepcionante que es que la persona que esperé me conociera mejor que los demás, o que mínimo me entendiera me critique por algo tan básico que no soy capaz de cambiarlo, y si lo soy, entonces no quiero hacerlo.
Mira niño, que por ti he dejado tanto que perdí la cuenta, que por ti he soportado tanto que ya ni se. Que tu por mi no has hecho ni la décima parte de lo que yo por vos.
Total, niño caprichoso y exigente, no sos vos, soy yo. Vieja excusa de los hombres, esta vez la usaré yo, para que después no me preguntes por que no te amo como quieres.
A la de tres. Uno, dos, tres.
Listo, no me importa más. No te lo pido más. Ya se me acabaron las ganas de incluirte en mi mundo.
Pero mira que me re cabrea lo que haces, y me pierdes mientras menos lo crees.
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