Y así, de la nada, una mariposa te besa los labios, esos mismos que tanto tiempo llevan solos, y tu sabes que nunca habrá otro beso tan hermoso ni otro momento tan perfecto. Y entiendes que ese solo roce tiene tanta esperanza y dulzura que sabes que sobrevivirás un poco más.
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Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.