Resulta que por olvidar un pequeño detalle terminé embarrando algunas cosas. Curiosamente, no me importa mucho. Nada importa mucho últimamente.
- Quiero verle.
+ No puedes.
- ¿Por qué?
Suspiro. Esa pregunta. Había una vez alguien que amaba que ella hiciera esa pregunta. Hoy no.
+ Porque él tiene su propia vida y tu no entras.
- Entiendo.
Sus pucheros se me clavan en el alma.
+ Calma, quizá, como antes, puedas verlo por ahí.
- Si, eso bastaría.
Y ahora es su sonrisa triste la que llena mi vista. Duele, como duele respirar.
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