Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Que curioso, esto de ser tan masoquista. Esto de que me tarde tanto tiempo en volver a hablarte, aún cuando soy incapaz de verte, y me trague todo lo que eso causa. Porque causa muchisimo. Pero así es, es un masoquismo más fuerte que yo misma. Y el deseo y el anhelo y el amor siguen ahí. Recordando y mordiendo las terminaciones nerviosas de mi universo. Y te quiero.
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