Algún día aprenderé a mantener la calma, espero.
Aprenderé a no desesperarme, a no dejar de respirar cuando crea que estás cerca y a no olvidar mi propio nombre por ti.
Aprenderé a no darte tanto poder sobre mi, a no permitir que me destruyas, a no permitir que me deshagas y rasgues en jirones mi piel.
Un día de estos, que no hoy, lograré sonreír sin rastros de dolor, sin residuos de tristeza, sin un corazón roto que grite y llore.
Pero no hoy, hoy no puedo. Porque es hoy. Porque es precisamente hoy.
Feliz día. (¿Y qué? Sabes bien que eres tu)
Y hoy, yo tenía tantos planes, tantas ideas, para hacer de hoy el día más especial posible. Casi con un año de antelación, si, pero quería que fuera algo memorable. Ni siquiera pude acercarme. Eso no significa que no siga deseándolo, que no siga esperando que puedas sonreír y ser feliz y tener un día que se acerque a la memorabilidad pero no es igual. No es lo mismo porque no puedo verte sonreír, no puedo estar presente. Por eso le tenía miedo a la llegada del hoy. Por eso me escondía y juraba y perjuraba que no iba a estar presente, que para hoy no sentiría nada. Pero sigo sintiendo, siento como siempre. Y extraño.
Un día de estos ya no te diré más, ya no habrá más palabras para ti, no más versos, no más canciones cantadas a pleno pulmón bajo la ducha porque siento que reventaré si no logro sacarte de mi ser. Quemas como veneno. Ardes como fuego.
Un día de estos ni siquiera pensaré en las nubes y su suavidad.
Lastimosamente, ese día aún no es hoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.