Miles de veces te he dicho ya que no pienso hacerme cargo de tus desastres, ni de los de nadie, claro está. Pero es que, querida Belle, en algún punto vamos a tener que recogerlos. Habrá que tomar loa juguetes e irnos a otro patio de juego porque este esta prohibido para seres como nosotros.
Tenemos graves, gravísimos, problemas con la autoridad. Tenemos enormes inconvenientes con las imposiciones y disposiciones de aquellos que creen tener algún tipo de dominio sobre nosotras. Y aunque sea divertido la mayor parte del tiempo, eso de fingir sumisión y de mantener una imagen de bondad y pureza, hay días en los que se vuelve insoportable. La principal causa de ello es que me hace ser infiel a mi misma, me siento como si me engañase a mi misma con algún pobre sustituto. No me gusta. Yo peleo, me gusta hacerlo, me gusta discutir y rebatir argumentos, y es lo que suelo hacer. Mi primera respuesta es un 'por qué' o un 'para qué', porque me niego a ser un títere que sólo pregunta dónde ha de saltar. Y sin embargo van y aparecen algunos desubicados, desconocidos, pretenciosos que esperan obtener de mi algo que ni siquiera yo misma he logrado conseguir. Y sin embargo yo me muerdo la lengua por respeto, por aprecio, por evitar decir cosas que puedan ser irreparables. Yo me quedo callada porque si reviento me puedo llevar el mundo conmigo. Si reviento puedo romper mucho más que a mi misma.
Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
30 ago 2013
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Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.