Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
20 ago 2013
Es tan dulce escuchar tu voz diciendo mi nombre, suena muy dulce. Viniendo de los labios de un ángel, escuchar esas palabras me hace débil. Nunca quise despedirme. Nunca quise irme. Ahora escucharte me convierte en debilidad y lágrimas.
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Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.
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