Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

16 ago 2012

Una vez más, soñé con él.

Creo que no lo sabes. Volví a soñar con vos. Con lobos y con vos.
Es tu culpa, como siempre, claro. 

¿De qué iba mi sueño?
Bueno, narraré las pocas partes que recuerdo, porque, como suele pasarme, no recuerdo todo.

Todo empezó en una casa, no sé de quién. Estábamos en el patio haciendo un asado o algo así. Ese-par-de-ojos-que-me-persigue estaba ahí también, al parecer muy pendiente de mi.
En cierto momento, me alejé un poco del grupo y me acerqué a unas pieles que había colgadas en un alambre. Eran pieles de pequeños animales. Conejos, perros, gatos y una de lobo. Lo curioso es que de la de lobo había solo la cabeza, el resto no estaba. Empecé a mirar a mi alrededor buscándola y lo que vi me dejó de piedra. Un lobo, un hombre lobo, estilo el profesor Lupin en la película de Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Estaba andando a unos metros de mi, me daba la espalda, se alejaba, sobre una especie de rampa de arena. Hubo un sonido, podría jurar que lo produje yo, pero por lo que siguió no estoy muy segura de si sí lo hice, y el lobo se giró. Yo instintivamente me agaché, me acurruqué en la depresión entre la rampa de arena y el suelo. Desde donde estaba, pude ver como el lobo saltaba al suelo, al mismo sitio donde yo había estado y se ensartaba en una lucha con otro lobo como él que se hallaba a pocos metros. Una parte de mi me dijo que estaban luchando por ese sonido que creo que hice yo. La supervivencia me rogó que me alejara de esa zona, así que con todo cuidado me levanté y me alejé lo más rápido que pude. Me dirigí a donde estaban los demás, que observaban la escena absortos. Un par de brazos se abrieron para recibirme, ahi estaba él, ese-par-de-ojos-que-me-persigue, y yo me escondí a su espalda. Recuerdo que le abracé por la espalda, buscando sentir su calor y que me diera seguridad. 
El lobo que había visto al principio, venció al segundo. Le desgarró la garganta. 

Eso es lo que recuerdo de la primera parte. La segunda es algo más confusa.

Estábamos corriendo, huyendo. Lo que nos perseguía era algo parecido a una lagartija gigante y sobrealimentada, cruzada con un humano, la llamaré lagarti-cosa. Sin embargo, algo, todo, me gritaba que había más de lo que veía. Eramos varios, ese-par-de-ojos-que-me-persigue, yo y otras personas, mas solo le recuerdo a él. Recuerdo que me estaba protegiendo, me estaban escondiendo ¡A mi! Y yo me preguntaba por qué. El lobo del principio también nos perseguía, al parecer me buscaba a mi, igual que la lagartija, a ese lobo lo llamaré simplemente lobito. 
De pronto, tuve un flash back de esos desconcertantes. 
Era un mundo árido, algo inhabitado. Habían unas enormes rocas con las puntas planas. Unas cuantas, creo que tres, salían del suelo y se elevaban considerablemente, tenían la apariencia normal y rojiza de la arena o la roca. Otras tres, se hallaban suspendidas en el aire, en medio de los espacios que había entre las tres que surgían del suelo, se veían curiosas, surcadas horizontalmente por lineas blancas y negras que se intercalaban. Unas voces retumbaban por el lugar y unas figuras humanoides estaban pasando una especie de lista junto a las rocas. No recuerdo lo que decían, pero recuerdo que se conmocionaron cuando una de las rocas que levitaba se posó en la cima de una de las que salía del suelo. Era amor, el más antiguo y puro. Era una aberración, dijeron las voces, no podía ser. 
Volví a mi sueño principal, seguíamos huyendo. Ahora sabía que esa lagarti-cosa era una de las rocas, la del suelo. Y que estaba seguro de que yo era la forma que había tomado la otra roca, la que se posara sobre él. Por eso me quería. Yo era su amada.
El lobito también nos seguía y quería atraparme. De hecho, aunque no recuerdo la secuencia de acontecimientos que llevó a ello, si recuerdo que hubo un momento en que caí en sus garras y sus ojos me miraron hambrientos. Escuché una voz, aunque no estoy segura de si venía de él.
"- ¿Que por qué es mi boca tan grande? Pues para comerte mejor." 
Entonces  ese-par-de-ojos-que-me-persigue apareció y me alejó de sus garras.

Y eso es todo. Es todo lo que recuerdo de mi sueño. Me siento extraña. Es normal para mi soñar cosas inusuales y raras, así como también lo es soñar con gente conocida. Lo que no es normal es que mezcle gente conocida y sueños raros y antinaturales. Eso si no es normal. Por eso me preocupa.
Eso, sumado a las ganas de verle, a las ganas de hablarle, a las ganas de que haga algo más que solo dejar estar y dejar que me consuma en mis propias ideas.

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