Necesito desahogarme.

Bueno, imagínate esta situación.
***
Iba yo sobreviviendo a mi día lo más de tranquila, completamente despreocupada. Bueno, si preocupada, esos locos no sé de dónde rayos salen, pero eso lo puedo manejar.
Como decía, iba yo por mi vida sencilla y despreocupada y vas y apareces tu muriéndote.
Yo no puedo resistirme cuando alguien me necesita, mucho menos si eres tu, aunque yo también te necesite. Me volví gelatina e hice el papel de pañuelo, de amiga (aunque es lo último que quiero ser para ti), de consuelo. Y entonces me condené a mi misma porque ver tu lado vulnerable y esa confianza que pareces tener en mi y el que me mostraras tus cicatrices me dejaron totalmente helada.
No, no en un mal sentido. Me puedo quedar helada por muchas cosas, principalmente por nervios asesinos que no sé manejar. Esta vez fue porque me gustó tanto, tanto, TANTO, el poder ser de ayuda para ti, el poder estar cuando me necesitaste y poder ver un poco bajo la coraza; incluso aunque no fuera personalmente; que me asustó.
Me dio miedo. Miedito. Un miedo grandisimo. Y una ira y una tristeza aun mayores. Miedo porque no esperé que en tan poco tiempo, bueno ya no es tan poco, me importasen tanto tus palabras, tu estado de ánimo, tus miedos. Ira porque o te haces el idiota o realmente lo eres y eso me enerva, nadie me había dejado en este estado antes y eso algo nuevo y preocupante. Y tristeza porque no logro averiguar qué piensas tu respecto a todo esto. No sé si es todo un juego, si lo tomas en serio, o si es solo una forma de pasar el tiempo.
Y te odio por lo que me haces, por lo que me causas. Te detesto profundamente por decir que soy especial. ¿Especial como qué? ¡Maldita sea! ¡Mira como me pones! ¿Especial tipo "Oh, eres preciosa y unica. Me gustas" o especial del tipo "Que buena amiga eres. Te tendré en la friendzone por siempre y te llamaré cada vez que me rompan el corazón" ?
Pero al final me doy cuenta de que no puedo odiarte. Ni asesinarte. Me muero de ganas por que me dejes quererte, cuidarte, ser parte de tus días.
Me muero de ganas por ese beso que nunca me has dado y que no sé si me darás.
Me muero de ganas por jugar con tu cabello, no tienes ni idea de cuanto.
Me muero de ganas por saber si tienes cicatrices o lunares.
Me muero de ganas por curarte las heridas que escondes.
Me muero de ganas por una certeza.
Si o no, es simple.
Eso es todo.