Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

14 ago 2012

Me meteré en líos. Lo sé.


Bueno, a riesgo de meterme en problemas, se me ocurrió esto hace un tiempo. Bastante tiempo ya. Y no pensaba subirlo pero no puedo evitarlo. Total el plan de esto es decir lo que quiera y como quiera sin censura. (Bueno, sin mucha censura). Aclaro, por si alguien lee esto, que solo es algo que se me ocurrió y por favor no piense demasiado en esto. Que yo no lo hago mucho. O al menos eso trato.


¿Por qué quieres nieve? ¿Para qué quieres que haga frío?
Seguirás muriendo por dentro, seguirás siendo solo un recuerdo.
¿Para qué querer fuego? ¿Por qué llamas al sol?
Va a abrasarte con sus llamas y a destruir tus lágrimas.
El hielo es peligroso, te puede congelar, acabarás atrapado como una  muesca dentro de un cristal.
No, yo no quiero darte fuego.
No, tampoco pienso congelarte.
¿Qué quiero? Sencillo, quiero hacer brillar tus ojos, quiero que estés nervioso, quiero que pierdas la concentración, la paciencia. Quiero romper con tu indiferencia.
Me pregunto si sabes lo que me causas, me causa curiosidad tu aparente desconocimiento. Me inquieta demasiado que finjas no saber pero que sepas qué es. Porque lo sabes, no pretendamos que no. Buscas la forma de hacer brillar mis ojos, de sacarme una sonrisa, y tienes éxito, haces que vibre de alegría.
Según tu soy yo la mala, según tu es tu subconsciente, según yo es lo que dices y tu sonrojo es porque sientes.
Y, qué crees, a mi me agrada. Me hechiza la forma en que no te desprendes de tu coraza, o la concentración que te supone para soltarla. Me derrite el fuego de esos ojos, los secretos que esconden, las miles de palabras que a las mías responden.
Con eso me mataste, con en brillo de tus ojos, con saber que hice salir las palabras que escondías. Y me gusta, me agrada, encontrarte tan a gusto, tan tranquilo.
Y con pocas dudas, o más bien con muchas, quiero seguir jugando, sacrificando el sueño, tentando las palabras, completando tu puzzle de piezas extrañas.
Es una rareza tierna, y esto ya es el colmo de la obviedad, pero no puedo evitar que esa rareza haga mis ojos brillar.

2 comentarios:

Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.