Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

8 may 2013

Ni siquiera mis rizos pueden ayudarme ahora mismo

Volví a mis rizos.
De alguna manera, sin embargo, eso no me da la paz que pensé que me daría. No me da esa calma que esperaba me diera.
Verás, me explico. Una de las cosas que me relajan cuando me siento extremadamente mal es darme un baño y lavar mi cabello, recuperar el estado natural de mis rizos. Últimamente no había podido hacerlo, desgracia la mía el no tener dinero y quedarme sin champú y acondicionador, pero sobreviví. Tenia que sobrevivir, tu no estabas para sostenerme si caía. Tu ni siquiera sabias que me estaba muriendo, porque tu ya no sabes nada de mi, porque ya no sabes mi nombre, porque ya no sabes quien soy. Y yo, yo aun sé quién eres tu. Yo aun sé como es tu sonrisa y como es el color de tu mirada. Yo sé como se escucha tu risa, aunque sea algo tan infrecuente, y sé también que la sensación de saber que era yo quien te hacía reír llenaba mi ser y hacía burbujear mi sangre.
Y mi cabello vuelve a ser el mismo, a tener un poco de su vida propia, pero eso no me ayuda. No me siento mejor, ni de cerca. Esta vez el caos que llevo dentro es más complicado que los nudos de mi cabello. Esta vez lo que esta en juego es lo que sé, aquello que marca mi rumbo, aquello que definía mis pasos. Y no sé cómo manejarlo, no sé qué hacer o cómo moverme. No sé ni siquiera qué pensar. Siempre he sabido que mi yo y mis rizos no somos algo normal, no somos algo común, no somos algo que todos puedan entender.
Y aun así, aun así, por unos segundos me permití pensar que quizá podría haber encontrado un lugar donde ser yo no estuviera tan mal. Dulces rizos, nos equivocamos. Erramos el blanco y simplemente perdimos la fe.
Ni siquiera los rizos pueden salvarme ahora mismo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.