Ella arde. Ella es de fuego.
Tiene miedo, es normal.
Nadie nunca sabe lo que el futuro le depara, nadie nunca sabe cómo luchar contra la corriente, como nadar solo en el océano.
Pero ella es fuerte, ella lo sabe.
Ella vive en un mundo que poco a poco se desmorona, vive en un mundo que se deshace, las piezas no encajan y se repelen unas a otras.
Ella lucha, con uñas y dientes, con garras incluso, por mantenerse en pie, por mantener sus pies sobre el suelo, por no caerse con el mundo.
Ella tiene sus pies en el suelo y está reconstruyendo su mundo, está reconstruyendo su camino.
Ella se quedó sin rumbo y ahora está diseñando el suyo propio.
Es un mundo solitario, ella lo sabe, es un mundo cruel.
Ella arde, ella lucha, ella tiene algo que nadie jamás tuvo.
Ella es ella, nadie nunca tuvo esa ventaja antes, ser ella.
Ella es única, inigualable, fuerte y valiente.
Ella arde en llamas con su propia pasión, con su propia fuerza, con su espíritu único e indomable.
Ella está en llamas.
Ella sabe que, aunque la incertidumbre sea tan grande, ella podrá con ello.
Por ella y por él, por ella y por ellos.
Por ella y por todo lo que le espera, por todo lo que vendrá.
Ella está en llamas, pero no se quema, ella está en llamas y no dejará que la consuman.
Ella está en llamas y prenderá fuego al mundo para obtener su felicidad.
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