Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Él ... él era luz, incluso con su oscuridad, y le daba vida y sentido a mis días.
Él ... él era la respuesta a esa súplica silenciosa y el pago por ese crimen cometido.
él...
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