Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

3 may 2013

No me digas cosas que no desees sentir.


El mundo está lleno de gente, sabes. Hay miles y miles de personas, no solamente tu. Hay sueños y deseos y gente que ruega día tras día por una diminuta oportunidad para quebrarse el alma y hacer algo de sus ilusiones. Y estoy yo. Yo que vivo la vida como una espectadora, yo que me despierto día a día, y me duermo noche a noche, con tu imagen en mis parpados, con tu recuerdo en mi mente, con este desgraciado nudo en la garganta y este tormentoso amor en el alma. No sé si alguna vez me quisiste, o si yo te quise aun más, no sé si esto pudo haber sido más.
¿Te das cuenta? Siempre vuelvo al punto, vuelvo a ti. No sé hacer más que ello. Sin embargo no eres tu quién me desvela hoy. Es esa idea, esa posibilidad de no tener más a la unica persona que logra librarme de tu recuerdo. Si, es absurdo y tonto, pero acaso la vida tuvo sentido alguna vez. Todo ha sido siempre así, absurdo, tonto y lleno de infantilismos. Mis infantilismos. No sé tomarme la vida en serio, o no sé lograr que la vida me tome en serio. Lo que me queda es rogar por que algun día, en algún rincon, encuentre un espacio que si sea mio, que si sea destinado para mi.
Casi morí, pude facilmente haber caido del balcón, dos pisos hasta el suelo, por esa simple palabra. Nadie me está robando, y sin embargo dijiste mia. Me niego a permitir que la idea cale hondo en mi mente, no te pertenezco, tu no me deseas ni deseas que yo te pertenezca. Fue simplemente un momento fugaz de broma y risa, fue seguir la corriente. Por sobre todo fue eso. Juego. Es al menos, mi impresión. Por mucho que pueda querer que no, debo ser realista, no soy yo la cosa más sencilla de esta vida. No eres tu la cosa más dulce del mundo. Aun así, no digas cosas de ese estilo, tu no cuidarás mi corazón si se rompe y yo ya no sé qué más hacer para sobrevivir. Me quedo despierta pensando, preguntándome, si en algún bizarro y remoto momento tu recordarás que fueron mis palabras las que te hicieron reír. O que dijiste cosas simplemente para que yo riera. Tal vez fue solo un gesto amistoso. Claro, por culpa de esos gestos amistosos a mi se me vuelve la vida un puré cada que lo veo, cada que a lo lejos encuentro su cabello. Entonces no seas amistoso o amable. Nadie te obliga a llamarme linda sin creerlo o a fingir que te gusta mi compañia. Yo sé entender eso, lo que no sé entender es la ambigüedad.

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