A veces, demasiado a menudo, pasa. Pasa que casi puedo verles, casi puedo tocarles, y de pronto ya no. Se me escurren entre los dedos como agua, como el viento. Y no hay nada en mis manos más que el vacío, nada por hacer y nada por crear. Todo esta hecho y dicho, todo ha sido pensado y las canciones han sido cantadas, todo ha sido vivido y cambiado, muerto y enterrado, y yo, a pesar de todo, no he vivido nada de ello. Absolutamente nada. No he tenido esas locuras de adolescente que luego se cuentan entre risas, no he tenido aventuras, no he creado nada digno de mención y, por si fuera poco, ni siquiera estoy en camino a mi futuro ideal. Estoy haciendo algo que alguien mas escogió para mi, algo que otra persona decidió darme y que no soy capaz de abandonar porque no tengo ni la más mínima idea de qué hacer conmigo. No, no me digan que estudie lo que me apasiona, no me veo ganando la vida con ello, pero tampoco con lo que hago ahora. Y quizá sea porque me enseñaron que nada bastaba, que nada de lo que haga estará nunca a la altura, o porque siempre han sido demasiado ignorantes de mis deseos, o porque nunca ha importado o porque estoy tan empeñada en no ser débil que tampoco sé cómo ser fuerte. Y me mata.
Jack y Belle, ellos no son lo que deberían. Ellos no son ese algo con vida propia que me impulse, son una deformación de una de mis muchas fantasías, porque tengo muchas, sobre cómo me gustaría que fuera. Pero no tienen la suficiente vida para escribirse por si mismos, para ser por si mismos, para darme lo que busco.
Y sigo buscando, y esto no me hace sentir mejor.
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