Extraño la chispa. No es lo mismo sin esa chispa. Un beso no es lo mismo sin chispa.
No sé qué hacer, le extraño, pienso en él a diario y me pregunto sí acaso él pensará en mi, si tal vez en sus noches de insomnio se acordará de esa pequeña que le quiere o quiso y que tanto esperó rogando por aunque fuera una mirada. Pero la respuesta suele ser confusa y poco placentera. La mitad del tiempo creo que no piensa en mi y la otra mitad creo que si pero que no con las mismas ansias locas que poseo yo de saber de él o de verle, de sentir sus manos en mi cintura, de sentir su aliento en mi cuello, de volver a probar el dulce néctar de sus labios -estoy hablando un poco como el. Pero qué más hacer, qué más pedir, si lo único que deseo es tu cariño, tu interés, tu corazón. Pero déjalo así, sé bien que no queda mucho por hacer.
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