Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
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Trata de entretenerte en otras cosas, pero recuerda que bajo la quietud de la noche, cuando todo parece estar más tranquilo es cuando los fantasmas de todas nuestras preocupaciones vienen a mortificarnos con su crueldad.
ResponderBorrarMantente alerta.
Besitos!!!