Tu te perdiste.
Yo me perdí.
Ambos nos perdimos.
Pero yo me perdí deseando que me buscaras, que me llamarás, que hicieras algo para hallarme. No simplemente para que me dieras por perdida.
Y no te busqué porque sentía que de tanto buscarte a ti no te causaba nada.
Vaya que ibamos desencaminados.
Ahora solo queda nada, porque ya así no sé qué más se pueda hacer.
El peor paso es dar por perdido algo que es difícil de hallar, porque siempre estará en un lugar, aunque cueste días, meses, o años hallarlo.
ResponderBorrarSaludos!
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