Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

22 ene 2013

Hasta que la muerte nos separe o hasta que mi alma deje de existir

Medio en broma y medio en serio, varias veces hemos hablado acerca del hecho del matrimonio y de la posibilidad de casarnos entre nosotros mismos si llegamos a enamorarnos o si esa persona no aparece. 
Generalmente no me niego a la idea, no me opongo rotundamente ni digo que es imposible, pero tampoco voy a decir que si a la ligera. 
Porque, verás, yo creo en eso de 'hasta que la muerte nos separe' y eso es demasiado grande como para asumirlo sin todas las certezas del mundo. 
No pido que me muestren mi futuro, el cómo acabará todo, no. Pero si quiero esa seguridad que da el amor, el tipo de amor en el que yo creo. 
Y es que ese es un amor con una vista de halcón, con una presencia inconfundible, con una sed insaciable y con una coe me rete, que me empuje, que me impulse a luchar y a rebelarme, pero que también me haga desear cuidar, proteger y  mantener a mi lado a esa persona. 
Ese amor que, incluso conociendo los peores defectos de esa persona, incluso sabiendo que pelearemos y discutiremos y que no le obedeceré sumisamente y que él tampoco a mi, nos haga desear unir nuestras vidas de todos modos. Ese amor que acabe las discusiones con sexo de reconciliación porque pueden más las ganas y el deseo que la ira, ese amor que haga que salgamos de la casa furiosos y que regresemos cinco segundos después suplicando perdón porque imaginar nuestras vidas el uno sin el otro es insoportable, inconcebible, completamente doloroso. 
¿Ven? Lo que yo quiero no es nada sencillo ni común. Y se hace aún más complicado porque no basta solo con que haya alguien dispuesto o deseoso de ser eso para mi, sino que yo también debo desear, fervientemente, ser eso para esa persona. Hacer eso para esa persona. Ser la otra mitad de un alma que he estado buscando toda la vida. Y lo voy a saber, lo sé. En el mismo momento en que mi alma sea consciente de la irrevocabilidad de mis sentimientos por ese ser, sabré que eso es lo que he estado esperando. 
Y por mucho que haya pensado que si, no, aun no me ha pasado. Aun no lo he sentido. Siempre he visto mi futuro con alguien más, con un Jack que ni siquiera conozco o sé si existe pero con él. 
Y por eso no puedo asegurarle a ninguno de los que me han pedido matrimonio que ellos vayan a ser ese ser, esa persona, porque definitivamente no siento eso que debería sentir y yo jamás, jamás, ataría a mi lado a alguien sólo por no permanecer sola porque me aterra que luego aparezca esa persona y yo me odie por no poder pertenecerle y le odie por aparecer tan tarde y odie a la persona que esta a mi lado por haberme convencido. 
Wow. No sé por qué estoy pensando en esto ahora, pero bueno, es algo digno de mención. 

1 comentario:

  1. Me pareció muy interesante tu post. Yo también creo que no ataría a una persona por el hecho de no quedarme sola. Además no le tengo miedo a estarlo, estoy bien conmigo misma debe ser por eso. No sé...
    Un beso grande. Lou

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