Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

14 ene 2013

Él, otra vez.

Soñé con él.
De la forma en que hacía tiempo no soñaba con nadie.
Estaba en una especie de instituto/universidad, no sé por qué ni cómo, y conmigo estaba un grupo de chicos que al parecer eran mis amigos. Era una especie de día de San Valentin, ese que para mi casi nunca sale bien, y todo estaban emocionados al respecto. Cosa extraña, los amigos de mi sueño sabían de la existencia de ese-par-de-ojos-que-me-perseguian. Estaban incluso interesados en el cómo resultaran las cosas entre él y yo.
Y porque yo soy yo, y porque ni en sueños puedo cambiar mucho, estaba pensando en qué podía regalarle a ese-par-de-ojos-que-me-perseguian ... resulta que mis compañeros me estaban ayudando. Hicieron algo así como un paquete de regalo, no recuerdo bien qué contenía, y me lo dieron. Estabamos en una especie de parqueadero o de cafetería, o una mezcla de ambos, mis sueños suelen ser así, y mis amigos empezaron a empujarme y a reírse porque ese-par-de-ojos-que-me-perseguian venía bajando las escaleras y de camino hacía mi. Para ese entonces las cosas eran iguales, confusas y extrañas, y teníamos mucho tiempo sin hablar, incluso así yo me preocupaba por darle algo en el bloody valentine de mi sueño.
Lo único que pude hacer al verle fue darle el paquete y ver como subía las escaleras nuevamente, me di la vuelta pero no alcancé a dar ni dos pasos cuando ese-par-de-ojos-que-me-perseguian me llamó de nuevo. Subí las escaleras con él y nos encontramos con sus amigos, que estaban sentados en  lo alto de las mismas. Ni siquiera los miró, se concentró en mi, me tomó de los hombros y me hizo bajar dos escalones después de él y sentarme. Se sentó detrás de mi y me pasó una cadena por el cuello. Fue un gesto tan tierno y sensual que me quedé de piedra. Hace falta un beso, dijo de pronto. Inclinó mi cabeza hacía atrás y me besó. De la misma forma en que hace tiempo no lo hace. De la misma forma en que me derrite y me paraliza, de esa forma que me convierte en gelatina.
Fue la misma forma en que me besó el primer día de la cuenta... y sin embargo me recordó al ultimo.
Y me desperté, contra mi voluntad, porque, lo juro, aunque no logro sentir que haya algo aun, que la historia continúe, si sigo sintiendo mariposas en cuanto aparece en mis sueños.
Y me quedo ahí, porque si sigo pensando al respecto, me creo muy capaz de aparecer en su puerta solo por saber si ese beso fue tan bueno como los verdaderos.

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