Lo bueno: Ni idea.
Lo malo: Todo. Desde que la quiero hasta que no pienso rogar. Y no, vamos que yo sé cómo acaba esto, esto acaba cuando la orgullosa y equivocada mala amiga (osea yo) suplique perdón con lágrimas en los ojos y asegure jamás volver a pecar. Uh, pero que de ahí a que eso pase, vamos que falta un poco más.
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