Publico este fragmento unicamente para complacer a una amiga que se muere de ganas por oir más de Ellos.
Espera un poco mas, querida, pronto verás.
"Un ruido en la ventana la despertó de su ensoñación. Otra vez se había dormido en la ventana, era ya la quincuagésima noche seguida. Suspiró mientras se levantaba de la vieja mecedora de madera que había junto a su ventana, gustosamente dormiría durante mil siglos si le fuera posible. Si le fuera posible.
Las
lágrimas arremetieron contra sus ojos con impresionante velocidad. Sorprendida
se llevo una mano al rostro, no podía llorar pero ahí estaba la sensación.
Quemándola, ahogándola, succionándole la tranquilidad que el sueño podría
darle. Se restregó los ojos con las manos intentando en vano deshacerse de la
sensación. Tardo unos momentos en darse cuenta de que sus manos temblaban
también y maldijo por lo bajo mientras intentaba alejar de su mente los recuerdos
que le hacían desear morir a cada segundo.
- - ¿Qué haces despierta? –amaba su voz.
Amaba todo de él. Amaba el modo en que la luz de
la luna brillaba sobre su pálida piel, amaba el modo en que su cabello se
ondeaba con el viento y la sensación de los gruesos mechones entre sus dedos, amaba
la forma en que su cuerpo fuerte la hacia sentir tan pequeña como una niña,
amaba la forma en que sus manos la recorrían con furia, con deseo, con pasión.
Habría amado incluso el suelo que respiraba. Pero
él no la amaba. Nunca podría hacerlo, nunca lo haría, sin importar que ella lo
hubiera creído posible en un principio."
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