El recuerdo duele. Saber que pudimos tener el mundo, que fui feliz, que todo terminó. Despertar por la mañana y que mi primer pensamiento, que antes era para ti, sea reemplazado por la conciencia de que debes odiarme. Acostarme por las noches y que tu recuerdo, que antes me hacia dormir feliz, no me permita conciliar el sueño puesto que te hice daño.
Nunca fue intencional,al menos no lo hice con ese deseo. Quise ser grande a tu lado, jugar a vivir y a sentir. Desee que mi realidad fuera tuya y que mi vida y pensamientos te pertenecieran. Desee que mi corazón latiera al mismo ritmo que el tuyo y que los viejos sueños olvidados fueran ahora nuevas esperanzas a tu lado.
Desee la vida que no podía tener, desee los besos que no te podía dar, desee ser esa cura para el dolor que te hacia suspirar. Desee darte mi futuro, mostrarte mi pasado y convertirte en mi presente.
Desee no convertirme nuevamente en aquello que detestaba.
Lo siento, fallé. No pude mantener mi promesa y al final no sé por qué.
No fui falsa, no fue una mentira. Fue como romper la burbuja en la que vivía.
Si hubiera podido hasta el final te hubiera seguido, mas no podía, termino y yo no lo quería.
No te reprocho nada, ni siquiera te culpo. La culpable fui yo y mi inconstante mundo. Mis deseos y necesidades que no compaginaron con nuestras realidades.
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