Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

5 ene 2012

Femme Fatale II

Una vez él la tuvo contra el muro del ascensor empezó a besarla con furia y deseo, con necesidad. Sus manos se envolvieron alrededor de las muñecas de la joven, inmovilizándola, mientras bajaba su boca hasta su cuello. La muchacha sonrió, levanto sus piernas del suelo y envolvió las caderas del hombre atrayendolo más hacía si, él, como respuesta, coloco una mano sobre el muslo de la joven e inició un lento y tortuoso ascenso. Ni siquiera se detuvo cuando el elevador los llevó al piso indicado sino que, tomándola en brazos, la llevo a uno de los apartamentos.
Una vez dentro él perdió toda la mínima delicadeza que le quedara, rasgo el vestido de la joven y la arrojó brutalmente contra un muro. Seguidamente, antes de que ella pudiera reaccionar, volvió a empujarla, esta vez contra el mesón de la cocina, y esta vez la chica sí protestó.

- Detente, eso dolió mucho.

El hombre esbozó una cruel sonrisa y la apresó con sus manos. Ella trató de moverse pero él era todo musculo y brutalidad, la chica ya no se sentía a gusto.
Él empezó a acariciarla de forma violenta, le tiro del cabello y le hizo varios arañazos, de nada servían las protestas de la joven, él no iba a soltarla todavía. La mujer empezó a buscar sin éxito una forma de atacarlo, mientras lágrimas de ira y humillación surcaban sus mejillas.
En el instante mismo en que la penetró, la joven sintió como las uñas de aquel salvaje se clavaban en su espalda y los hilos de sangre que corrían empapando lo que quedaba de su ropa y el mesón de aquella cocina.
Una de las manos de la joven, movida por un impulso de supervivencia, tanteó a su espalda buscando cualquier cosa que pudiera utilizar como arma. Al parecer la suerte le sonreía, pues encontró un cuchillo y lo empuñó esperanzada. Las embestidas del hombre se habían vuelto más rápidas y violentas cuando ella levanto su mano y clavo el cuchillo en la espalda de aquel gorila.
Algo que ella nunca pudo explicarse fue el enorme placer sexual que la sacudió con aquel acto. Repitió el experimento, saco y volvió a clavar,esta vez con más fuerza, el cuchillo que se hundió como si cortara mantequilla, mientras de la boca de aquel hombre salía un hilillo de sangre. Nuevamente sintió aquel ramalazo de placer y volvió a repetir su experimento. La tercera vez el placer que le provocó fue tal que la llevo al orgasmo y todo su cuerpo convulsiono por el éxtasis

No estaba segura de lo que había ocurrido en ese lugar. Mientras bajaba por el ascensor con una camiseta y vaqueros que encontró en el apartamento de aquel hombre, él no los necesitaría, se preguntaba por qué habría sido aquello. Una cosa si tenía clara, en sus manos tenia un gran descubrimiento.



(Este es un fragmento de lo que creo será el inicio de la historia... )

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