- ¿Alguna vez piensas en nosotros, en lo que fuimos?
La chica bajo la mirada nuevamente pero, por extraño que pareciera, no se sentía incomoda, aquello parecía lo más natural del mundo.
- Si, lo hago. Demasiado a menudo -era inconfundible el tono avergonzado en su voz. Aquella confesión era algo que jamás había dicho con palabras.
- ¿Podría... podría preguntar por qué? -el joven sonaba curioso, la chica sonrió, recordaba esa vieja manía de él de preguntarlo todo.
- Bueno, supongo que es porque contigo todo se sentía tan bien, parecía tan correcto que... no se, es extraño como terminó.
- Pero tu ya no me amas -afirmó él.
- No, por lo menos no de la misma forma.
- Si, lo se. Es difícil olvidar el hecho de que me convertí en uno de tus mejores amigos.
- No me refería a eso -respondió la joven-, se trata más de otra forma de quererte. Fuiste mi primer amor, en lo que a mi concierne siempre te querré, sin embargo ese querer no es suficiente para hacerme desear una vida a tu lado...
La voz de la joven se apago suavemente. Nunca habían hablado del tema de su separación.
- ¿Sabes que es lo malo de todo esto? -preguntó el chico de repente.
- ¿Es que el resto es bueno? -aunque pobre, el intento de broma de ella le sacó una sonrisa.
- Tal vez no lo único malo, pero si lo que permanece. Que aun te espero, aun creo que volverás a mi un día.. Soy el mayor tonto por suponer algo como eso, pero así es.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.