Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

7 sept 2011

Mercancias

No te creo. Lo siento, cariño, pero no puedo creerte. No es algo comprado, no es algo prefabricado. Es una realidad en la que tu y yo volamos. Lamento, mi cielo, tener que romper tu burbuja pero no puedo permitir que digas que la vida se ha convertido en una granuja. Mientes, mientes y te equívocas tan garrafalmente que alguien debía detenerte. No amor, no es falso, simplemente lo convertimos en un objeto de intercambio. Lo vendimos, lo mancillamos, y luego a llorar en su tumba nos largamos. Pretendimos dolor por perder algo que jamás aceptamos, fingimos sufrir por la desaparición de algo tan poco necesario, ese algo que es tan importante como el aire que respiramos. No soy nada, yo no lo soy, si no tengo esa mercancía de la que reniegas y que deseas no poseer; me siento perdida y desolada, confusa y desorientada, justo como una cometa sin cordel, como un velero sin timonel, justo como una rosa sin un amor por el cual ser. Si, es cierto, amor, no te creo. Te quiero, con el alma, sin embargo no te creo. Eres un cruel mentiroso y en tus ojos leo que muy a tu pesar también deseas esa mercancía para comerciar.

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