Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

28 jul 2013

Y acabé desahogándome.

Perdona mi maldita costumbre de existir.

No, no pienso desahogarme aquí, podrías verlo y me odiarías. Yo no te odio, aunque bien me gustaría, amarte más no puedo. Pero haces que desee con todas mis fuerzas odiarte. Que quiera romper el espejo y cualquier tipo de parecido que tengamos. No soy tu, no quiero serlo, jamás lo querría; aunque te admiro, eso es innegable. Te respeto y te venero como se venera a un dios, suena pagano pero es la mejor definición. Sin embargo es como si fueras Hades, o el dios de mi propio infierno, no importa cuantas plegarias te rinda, parece que disfrutas succionando cualquier vestigio de vida que haya en mi. Y yo lo pienso, lo considero, y me pregunto con toda la seriedad del caso, si quizá no sería buena idea cumplir todas tus expectativas sobre mi.
Seamos honestos, cruelmente honestos, tu no piensas bien de mi. Creo que ni siquiera crees en mis palabras, aunque yo trato fuertemente de no mentirte. Y yo, yo no te creo cuando dices eso que tanto quiero escuchar, no puedo, no sé cómo. Tu te encargaste de que no supiera cómo. Y luego vas y apareces cuando mi mundo está colapsando y, igual que yo, tu primer impulso es violento, es cruel. Y haces amago de golpear y de imponer tu autoridad ¡No tienes autoridad! Yo te respeto, eso no es darte autoridad, es simplemente mi amor intentando llegar a ti. Y yo colecciono maldiciones que jamás dejo salir y colecciono lágrimas que no puedo sacar porque, como siempre, gritas y golpeas cuando no es lo que deseas. Y yo intento mantenerme de una pieza, intento explicarte que necesito tiempo, que necesito estar sola, que me necesito a mi misma, pero jamás has entendido eso. Jamás has comprendido que tu misma cavaste tu ruta de salida en mi vida y que no hay ruta de regreso. 
Realmente, realmente no te necesito, realmente no necesito de ti, no muero por ti, yo puedo vivir sin ti. Aprendí hace años a vivir sin ti. Quiero vivir contigo, eso es diferente, te quiero en mi vida y te quiero presente pero tu no entiendes. Tu nunca entiendes, menos escuchas, tu ordenas y demandas y exiges y gritas. Yo no sé funcionar con gritos, yo no sé funcionar con violencia, yo odio con el alma ser dominada y ser manejada por alguien distinto a mi. Me enseñaste eso, a no dejar que alguien me mandase, a no dejarles dirigirme, pero olvidaste que habías sido tu. Olvidaste que casi todo lo que sé lo aprendí de ti, de él, de ustedes y de sus peleas, sus gritos, sus frases.
Aprendí de ti el odio a mi misma, el autodesprecio que llevo dentro y con el que peleo todos los días. Aprendí de ti esa ira burbujeante y a punto de ebullición que siempre está bajo la superficie. Aprendí que no importa cuanto trate, cuanto intente, no doy la talla. Y lo entendí. Lo acepté y abracé el convencimiento de no ser nunca suficientemente buena, porque eras tu quien lo gritaba, eras tu quien grababa las palabras a golpes en mi cerebro. Y luego no supe olvidarlo.
Y me enamoré, y abandoné, y volví a querer y a abandonar. Y renuncié a lo que más amaba por ti, por hacerte feliz, por cumplir tu sueño, y lo he soportado por años, por mucho tiempo, y lo he soportado casi en silencio, diciendo que me gusta, fingiendo que está bien, sonriendo cuando quiero gritar. Y he dicho que estoy bien y casi siempre es una vil mentira porque, ¿cómo estar bien cuando estoy traicionándome a mi misma?
Y seguramente no tienes idea de lo que me pasa, y a mi me gusta así, porque al menos eso me permite mantenerme en una pieza aún, me permite mantenerme como yo. Estás en todo, te inmiscuyes en todo, destruyes y arruinas todo lo que me interesa con tus intentos de involucrarte, jamás te ha importado realmente hacerlo. Déjame con mi miseria, deja que sea sólo mia, que no quieres odiarme ni hacer que te odie. Vivo intentando no odiarte, así que es mejor así.
Miro al cielo y pido un deseo, deseo no sentir ya más, no sentir nada, no sentirme tan miserable ni involucrada. Deseo no sentir esto.
Es cobarde pero es lo único que deseo ahora mismo.


Lamento que tengas que cargar conmigo, perdona. Ya no será por mucho.

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