Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Pero tu nombre lo olvidé y es lo que hay. Quizá en un futuro lejano vuelva a verte y recuerde aquel secreto que se me escapó un día. Quizá nunca te vea de nuevo y seas sólo el fantasma sin nombre de mis recuerdos.
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Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.