Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
¿Mi pequeño gusto culposo? My very own guilty pleasure?
Es él. Verle.
Ese es mi gusto culposo. Esa es mi pequeña delicia prohibida. Revisar su rostro, sus gestos, pensar en sus palabras.
Que me son prohibidas, yo sé, pero es eso lo que mi corazón hace cuando no duerme.
Eso y pensar en nuevos tatuajes improvisados con marcador para cuando vuelva a tener una oportunidad.
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