Es tuyo.
Todo. Nada.
El vacío y la soledad que me invade.
Son tuyos y de tu ausencia.
Pertenecen al viejo,
al oxidado,
al condenado,
tiempo.
Eso nos falta
y eso nos sobra.
Eso te hace gritarle al sol,
te hace llorarle a la luna,
eso que te hace desgarrar las venas de mi corazón.
Mi maldito corazón.
No importa, nunca importa.
Yo soy el payaso,
el bufón,
tu propio juguete personal
y eso esta bien.
Está bien, nena,
porque me gusta serlo.
A mi alma,
si es que tengo,
le gusta el dolor que causas.
Es algo valido,
este juego no lleva reglas,
esas fueron las clausulas de mi condena,
y yo acepto perder.
Como siempre,
pierdo y gano,
como siempre,
te veo.
Porque es tuya,
mi voz,
mi alma,
mis fuerzas,
son tuyas,
soy tu paladín.
Porque todo,
incluso lo podrido,
es tuyo.
Y aunque tuyo
también es mio.
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