Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Yo sólo sueño con esos ojos. Sólo pienso en esas manos. Sólo sé escuchar esa voz. Y eso me esta destruyendo pieza por pieza. Milímetro a milímetro, mi resistencia se deshace y se convierte en una búsqueda desesperada de algo que me haga sentir mejor. Que si pudiera, si pudiera, iría y le estamparía un beso, uno de esos besos que siempre quise darte a ti, a la primera persona que encontrara. Mas no puedo. Me es totalmente imposible. Porque no son tus labios, porque no eres tu, porque yo te quiero a ti y no a cualquier sucedáneo del momento. No puedes ser tu, lo entiendo. Me mata, pero es comprensible.
Sigo soñando con sus ojos, con su voz, con sus besos, con su respiración... sigo soñando con él y no sé cómo hacer que esto acabe.
Le extraño. Masoquista. No es ni será mio pero eso no evita que le extrañe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.