Pasan los días, uno tras otro, mientras en mis manos sostengo las palabras que una vez me dijiste al oído.
Pasan los meses, con su ritmo habitual, y yo sé, en el fondo, que no ha cambiado nada, que sigue siendo igual.
Todo sigue su curso, todo se mueve.
Y yo, por el contrario, permanezco aquí, pensando en ti.
Suplicándole a la noche que me permita olvidarte.
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