Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

13 mar 2013

No lo sé

No me reconozco. 
No tengo idea de quién o qué soy últimamente.

¿Te conozco? ¿Te he visto en alguna parte?
¿Eres la misma que me regresa la mirada en el espejo?
No, no puedes ser tu.
Ella es normal, es alguien común y corriente, es alguien que no tiene preocupaciones ni heridas ni muertos a la espalda.
Esa no eres tú.
Esa no soy yo. 
No puedo serlo.
Porque si esa soy yo, ¿entonces a dónde se fue el dolor que llevo en el alma?
¿Dónde están esas lágrimas que permanecen en las comisuras de mis ojos esperando un mínimo impulso para brotar?
Tampoco encuentro mis ganas de permanecer en el mismo lugar.
Ahora más que nunca quiero irme, largarme, poner un océano de distancia entre tu y yo, o aun más si es posible.
Eso no bastaría. No sería suficiente.
Esto que siento es algo tan diferente y tan independiente que por mucho que no te vea, sigo volviéndome algo desconocido cuando apareces.
Cuatro millones cinco mil trescientos tres. 
Olvídalo. 
Yo sé bien que para ti no soy nada.
Que no importo nada.


No me reconozco. 
Y lo detesto. 

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