Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.
Dí que si. Por un rato, dedícate a ello. Después de todo, el dolor dura lo mismo que una canción, la dicha también. ... Ah, el amor dura dos.
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Deja que tus gritos también sean llevados por el viento.