Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

14 oct 2011

Palabras sin sentido para quien pueda comprenderlas...

Tu voz y tu aroma son esa droga que mi cuerpo invoca, el opiáceo adictivo que se ha convertido en el paliativo del dolor corruptor que me invadió tantas veces, en la morfina indispensable para que continúe mi respiración, en el oxígeno que hace latir mi corazón. Mientras sueño despierta con el plateado resplandor de una luna fantasma que recorre tu rostro e ilumina con su esplendor aquellos ojos oscuros como el infierno que causan la perdición de mi alma devastada por la necesidad de tu calor, tengo tanto miedo de que mi cuerpo combustione  automáticamente ante tu cercanía que simplemente no logro hilvanar pensamientos coherentes pues me paraliza el temor surgido de la idea de que un nombre y una descripción te haga aun mas dueño de mi corazón. Después de todo, qué soy yo sino una sirena atrapada en la red de hilos venenosos que un marinero arrojo al mar y que me trajo a ti, mi verdugo, mi domador, para que en tus manos encontrara prisión y libertad, sentimiento y realidad, besos y pasión, fuego e intuición, para que en tus brazos simplemente exista un nosotros y mi esencia sea de dos, porque ya no quiero ser tu y yo, quiero que seamos uno en dos, los invencibles, los fuertes, los etéreos, los amantes y que le demos sentido a este complicado desastre.

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