Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

12 feb 2013

Iluminaciones

Resulta que un iluminado, llamemosle profesor, nos habló hoy de lo importante que es decir las cosas, de lo importante que es decirle a esa persona que quieres o que te gusta, que le quieres o que te gusta.
Y yo me quise desaparecer. Porque si, porque la herida aun esta muy fresca. Quise que me tragara el suelo porque la persona en quien pensé, la persona a quien quise decirle todo eso, eras nada más y nada menos que tu. Y a ti no te lo puedo decir.
También dijo que nos preguntáramos el por qué nos gusta lo que nos gusta, el por qué queremos a la gente. Y yo no tengo respuesta. Yo nunca supe, y sigo sin saber, por qué me gustas o qué fue lo que vi en ti que me dejó tan pero tan encandilada. Yo aun no sé por qué, después de tu obvia falta de interés y de tu clara excusa de no poder sentir, vos podes creerlo pero yo sé que sientes, simplemente no sientes por mi, y aun después de eso yo sigo aquí. Aqui. Aquí. Pensando en ti. Pensando en como tu sonrisa iluminaba mis días, en como tu voz llenaba mis oídos cual si fuera musica, en como tus ojos eran toda la luz que necesitaba, en como tus manos me sostenían, en como tu presencia me bastaba.
Y me siento como una imbécil. Me siento como una estúpida por no haberle hecho caso a Belle cuando me dijo, el primer día que te vi, que tu ibas a lastimarme. Si, ella lo supo. Ella dijo ese día que ese par de ojos iban a ser sumamente peligrosos. Pero claro, yo me hice la idiota y no la escuché. Ahora heme aquí, pensando en cuanto extraño tu voz, tus palabras, tus gestos.
Pienso y pienso y aun no hallo razón para quererte como lo hago, tampoco hallo razón para seguir haciéndolo, ninguna aparte del no haber podido dejar de hacerlo mientras hubiera la más mínima esperanza. Pero no hay esperanza, no hay posibilidad. Se entender cuando algo me es imposible y te aseguro que dejaré de quererte, dejarás de gustarme, dejaré de pensar en ti antes de irme a dormir.
Pero no tan rápido, quizá no hoy, quizá mañana, quizá en cinco minutos. Quien sabe. El amor, como tu me demostraste, es tan voluble como peligroso.
Y lo que más lamento, lo que más me duele, es nunca haberte dicho a la cara lo mucho que te quería, que te quiero, porque quizá así habría visto en el fondo de tus ojos  que no sentias lo mismo, que en ti no había mariposas, ni gelatina, ni nada parecido. Y me habría ido, aún con el orgullo intacto y con mi amor propio todavía en una pieza.
Y ella, Belle, dice gracias. Yo también. Porque estar contigo fue dulce, fue hermoso, fue luz. Porque un solo beso valía para que el mundo desapareciera, porque una palabra bastaba para reducirme a un manojo de nervios, porque un pequeño rayo de esperanza me hacia feliz. Gracias.
Te deseo, de todo corazón, que entiendas que no eres frío, que no eres insensible, que simplemente yo no desperté tus sentimientos. Y eso esta bien, eso es bueno, significa que hay alguien mejor. Alguien que quisiera haber sido yo, alguien que no soy yo. Hay alguien que te hará feliz y que, por extensión, me hará feliz a mi.
¿Y qué mas te digo?
Me gustas mucho. Te quiero. No sé por qué. Pero se pasará. Esto no es un amor irrevocable, es un cariño natural, algo surgido de la nada, pero algo que también pasa.
Y estaré bien, y sonreiré, y bailaré bajo la próxima lluvia y cantaré y volveré a ver películas románticas y pensaré en ti sin un nudo en la garganta y sin lágrimas a flor de piel. Verás que si. Y la próxima vez que te vea, sonreiré y te daré gracias por todo lo lindo.
Y me iré. En paz conmigo y contigo. Porque yo te quise, porque vi en ti lo que tu no ves, porque aunque fugaz, quiero creer que tu también me quisiste y eso, por si solo, es suficiente.

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