Ni ella ni yo pensamos disculparnos por nuestras palabras. No se disculpa el sol aunque queme ni la luna aunque en ocasiones aterre. Yo amo, todo aquello que pueda ser amable, y como me rehúso a esconderme, he aquí mi escape.

24 mar 2011

CONFESSION

A veces, muy seguido, la vida nos presenta una oportunidad, la cual supera todos nuestros sueños y expectativas; la mayoría de las veces, esa oportunidad llega y se queda permanentemente a nuestro lado: un nuevo amigo, un nuevo amor, un gran amor, cualquier cosa que complemente nuestras vidas. Pero otras veces, contrario a cualquiera de nuestros deseos, ese momento sucede, dura muy poco y después desaparece, hasta quien sabe cuando. ¿Qué nos queda después de eso? ¿Qué más podríamos hacer para retenerlo? Si todo lo que has pedido se materializo en esa simple posibilidad, en ese simple hecho, que puede a su vez ser tan grande como la montaña más alta. En esos momentos, cuando acaba el tiempo, cuando pierdes hasta la ultima gota de dolor que quedaba en ti, cuando tu ser no soporta más el no tener lo que más has querido, es cuando comprendes que la vida es simplemente una sucesión de momentos que te llevaron hasta ese instante, hasta tu más anhelado sueño y que su final es solo el precio que debías pagar por haber disfrutado de el.
Un día, cuando el dolor sea lo suficientemente soportable como para vivir con él, miraras hacia atrás, hacia ese momento y sonreirás. Es cierto, el recuerdo podría ser doloroso, pero te darás cuenta de que todo lo que sucedió, al final valió la pena porque, a diferencia de muchos otros que jamás han tenido ese instante, tú pudiste encontrar el momento en el que tu corazón se encontró con la razón de ser de los eventos de tu vida.
Sabrás que tengo razón porque, si aun no pasa, te quedaras esperando ese momento, y si ya paso reconoceras la verdad de mis palabras.
Todo esto ha sido la confesión de un alma extraña, que a veces ve con demasiada claridad y a veces demasiado oscuramente.

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